Unos expertos dicen que los hallazgos tienen sentido, pero anotan que son preliminares.
La actividad física podría reducir el riesgo de cáncer de pulmón o de mama de una mujer, sugieren dos nuevos estudios.
Las mujeres parecen ser menos propensas a desarrollar, o a morir de, cáncer de pulmón si realizan actividad física, y los beneficios aumentan a medida que más activa se muestra una mujer, encontraron los investigadores de la Universidad de Stanford.
"Vimos que a medida que los niveles de actividad física aumentan, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye", señaló la autora líder, Ange Wang, estudiante de medicina de la Stanford.
Incluso las fumadoras activas disfrutaban de cierto beneficio de protección contra el cáncer de pulmón, en comparación con las mujeres sedentarias que fumaban, apuntaron los investigadores.
Por otro lado, un estudio francés encontró que las mujeres podrían reducir su riesgo de contraer cáncer de mama hasta en un tercio al participar en ejercicio físico vigoroso. Pero ese beneficio no se extendió a las que habían tomado alguna vez terapia de reemplazo hormonal.
Ambos estudios fueron presentados el lunes en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (American Society of Clinical Oncology, ASCO), en Chicago. Las investigaciones presentadas en reuniones médicas por lo general se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
El estudio de la Stanford utilizó datos de la Iniciativa de salud de las mujeres, un proyecto a largo plazo con fondos federales que dio seguimiento a la salud de casi 162,000 mujeres de 50 a 79 años de edad en 40 hospitales de EE. UU.
De esas mujeres, los investigadores se enfocaron en unas 132,000 mujeres postmenopáusicas para ver si sus niveles de ejercicio tenían algún efecto sobre su riesgo de cáncer de pulmón o de muerte. Durante casi 12 años de seguimiento, poco más de 2,200 mujeres contrajeron cáncer de pulmón, y 1,400 mujeres murieron de la enfermedad.
Pero las mujeres que pasaban más minutos por semana siendo activas eran menos propensas a contraer cáncer de pulmón o a morir a causa del mismo, según los hallazgos.
El estudio solo observó la cantidad de minutos que se pasaban en movimiento, no la intensidad del movimiento, apuntó Wang. Un minuto que pasaran caminando o cortando el césped se consideró igual que un minuto corriendo o levantando pesas.
"Parece indicar que tampoco hay que extenuarse", dijo. "No tiene que ser agotador. Simplemente hay que invertir tiempo".
Además, Wang y sus colaboradores encontraron que la actividad física parece ayudar incluso a las fumadoras. Las ex fumadoras empedernidas y las que fumaban en la actualidad contrajeron cáncer de pulmón y murieron de la enfermedad con menos frecuencia si eran activas, en comparación con las mujeres sedentarias que fumaban.
Los beneficios de la actividad física fueron más prominentes entre las mujeres que no eran obesas, con un IMC (índice de masa corporal, una proporción entre el peso y la estatura) de menos de 30, según los hallazgos. Se considera obesa a una persona cuando tiene un IMC de 30 o más.
Pero "sería erróneo concluir que las mujeres con un IMC más alto no se beneficiarán de la actividad física", añadió Wang.
Hay que tomar en cuenta que el estudio solo reveló una asociación entre el ejercicio y el riesgo de cáncer de pulmón. No probó causalidad.
El estudio francés encontró que la actividad física parecía reducir el riesgo de cáncer de mama.
En ese estudio, los investigadores revisaron 38 estudios anteriores, publicados entre 1987 y 2014, en los que participaron 4.18 millones de mujeres y en los que hubo más de 116,000 casos de cáncer de mama.
Las mujeres con los niveles más altos de actividad física experimentaron una reducción del 11 al 20 por ciento en los cánceres de mama, frente a las mujeres con los niveles más bajos de actividad, reportaron los investigadores.
En general, una mujer sedentaria que comenzara a realizar entre cuatro y siete horas a la semana de actividad física mayormente vigorosa parecía reducir su riesgo de cáncer de mama en un 31 por ciento, según la autora líder, Cecile Pizot, bioestadista del Instituto Internacional de Investigación en Prevención de Lyon, Francia.
"Esa reducción ocurría independientemente del tipo de actividad física, el lugar de residencia, la obesidad y el estatus con respecto a la menopausia", señaló Pizot. "Además, el riesgo de cáncer de mama parece bajar con una actividad física creciente, y no observamos ningún límite".
Pero ese beneficio solo aplicó a las mujeres que nunca habían usado la terapia de reemplazo hormonal. Tomar hormonas de reemplazo pareció anular cualquier beneficio protector conferido por el ejercicio.
Pero, una vez más, como en el estudio sobre el cáncer de pulmón, este estudio solo descubrió un vínculo entre el ejercicio y el riesgo de cáncer de mama, no causalidad.
La Dra. Jyoti Patel, vocera de la ASCO, dijo que tiene sentido que el ejercicio podría reducir el riesgo de cáncer de mama, ya que el ejercicio puede bajar el número de células de grasa que producen la hormona estrógeno, que puede fomentar el cáncer de mama.
Razonando en la misma línea, también tiene sentido que la terapia de reemplazo hormonal negaría los beneficios del ejercicio, dado que las mujeres están reemplazando el estrógeno que se está reduciendo con la actividad física, comentó Patel, profesora asociada de hematología y oncología de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, en Chicago.
"Por supuesto que no se ve en estas mujeres, porque están tomando hormonas pro crecimiento", dijo.
El Dr. Gregory Masters, oncólogo del Centro Oncológico Helen F. Graman de Newark, Delaware, dijo que saber por qué el ejercicio podría ayudar a prevenir el cáncer de pulmón es un poco difícil.
"Estoy seguro de que tiene que ver con muchos factores", comentó Masters. Por ejemplo, el ejercicio reduce la inflamación en el cuerpo, fortalece el sistema inmunitario y reduce el peso corporal, y se ha mostrado antes que todo eso limita el riesgo general de cáncer, señaló.
Wang dijo que la actividad física podría ayudar a los pulmones, en específico, al mejorar la función pulmonar y limitar la deposición de agentes cancerígenos inhalados en la profundidad de los pulmones.
"Todas esas cosas podrían tener un rol", dijo.
Fuente: Medline Plus
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