Noticias

Detectan la molécula que ayuda a crecer al peor cáncer de tiroides

23 Feb 2015
Detectan la molécula que ayuda a crecer al peor cáncer de tiroides

Los investigadores de cáncer de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, identificaron una molécula, a la que consideran importante para la supervivencia del paciente del carcinoma anaplásico de tiroides, tumor letal sin ningún tratamiento eficaz hasta ahora. Al parecer, la molécula también podría desempeñar alguna función en una amplia gama de cánceres.

En la edición electrónica de la revista de Endocrinología Clínica y Metabolismo, los científicos identifican a la estearoil-CoA desaturasa 1 (SCD1, por sus siglas en inglés) como una enzima oncogénica que al inhibirse y emparejarse con otro fármaco dirigido cesa eficazmente el crecimiento de las células del carcinoma anaplásico de tiroides e induce la muerte celular.

Los científicos piensan que el carcinoma anaplásico de tiroides confía en la SCD1 para que le ofrezca el combustible necesario para la rápida duplicación de las células cancerosas. La molécula brinda dicha energía porque promueve la capacidad de las células cancerosas para generar ciertos ácidos grasos importantes para varios procesos biológicos, tales como de división celular, resistencia a fármacos y migración.

"Ahora existe algo de esperanza para el tratamiento de este cáncer, que sin duda es el tumor sólido más letal que la medicina ha conocido", comenta John Copland, biólogo para cáncer y autor del estudio. "Pese a que al carcinoma anaplásico de tiroides le corresponda sólo 1 o 2 por ciento de todos los cánceres de tiroides, es el culpable de 39 % de muertes relacionadas con el cáncer de tiroides". 

"Actualmente, no existe ninguna terapia para el carcinoma anaplásico de tiroides que ofrezca una supervivencia prolongada; sin embargo, creo que la combinación del inhibidor de la SCD1 con una mezcla de otras sustancias, todas con objetivos y métodos marcadamente diferentes, puede funcionar", señala el coautor del trabajo, Robert Smallridge, endocrinólogo que trata el cáncer de tiroides.

Los científicos de Mayo ya desarrollaron los inhibidores de la SCD1 y al momento se encuentran probando las sustancias en diferentes modelos tumorales.

Las células suelen extraer del torrente sanguíneo los ácidos grasos que necesitan, en lugar de producirlos internamente, explica la autora principal del trabajo, Christina von Roemeling, estudiante de posgrado e investigadora oncológica. "Descubrimos que esa diferencia tan única de los tumores los vuelve muy dependientes de ese método de síntesis de los ácidos grasos", añade.

"Gracias al trabajo realizado en los últimos años, ahora vemos más claro que el metabolismo de los ácidos grasos posiblemente sea la muleta de todos los tipos de cáncer que lo emplean", dice Christina von Roemeling. "Un inhibidor de la SCD1 podría ser un objetivo terapéutico con múltiple potencial para varios cánceres y no solamente un único éxito magistral en un solo cáncer, sino algo útil como terapia genérica".

"Hemos observado la actividad del SCD1 en varias líneas celulares del cáncer, desde el melanoma al cáncer de ovario y el cáncer de mama hasta el cáncer de próstata y el cáncer de páncreas," acota Copland. "Vivimos en una nueva era de la terapia oncológica que nos permite explorar lo que todavía no se había analizado en el cáncer anaplásico de tiroides", añade  Smallridge.

Otros autores del estudio son Laura Marlow, Angela Crist, James Miller y Han Tun de Clínica Mayo y Anthony Pinkerton del Centro Conrad Prebys para Genómica Química del Instituto de Investigación Médica Sanford-Burnham en La Jolla, California.

Este trabajo fue financiado, en parte, por los Institutos Nacionales de Salud y el Instituto Nacional del Cáncer, el Programa de Investigación Oncológica Bankhead-Coley del Departamento de Salud de Florida, el Fondo para Investigación de Ompal Chauhan y señora, la Fundación Scheidel, el Auxiliar de la  Orden Fraterna de las Águilas de Florida, un subsidio para cánceres raros otorgado por Ellis Brunton y señora, el Programa Cooperativo entre Mayo y el Instituto de Investigación Médica de Sanford-Burnham para Descubrimiento de Fármacos, una donación de Alfred y Audrey M. Petersen, el Fondo para Investigación Oncológica de la Fundación Francis y Miranda Childress, el Fondo para Investigación Oncológica John y Bette Klacsmann de Clínica Mayo en Florida y el Fondo para Investigación Oncológica Betty Castigliano en honor del S. Gordon Castigliano de Clínica Mayo en Jacksonville, Florida.

Fuente: El Universal