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Cáncer de cuello uterino: un desafío de género

4 Jan 2015
Cáncer de cuello uterino: un desafío de género

La mayor parte de nosotros hemos vivido en nuestro entorno más cercano las devastadoras y fatales consecuencias de un cáncer. Y muchos nos hemos preguntado, con rabia e impotencia, qué más se podría haber hecho para evitarlo. Afortunadamente, no todo son razones para la desesperanza. Todo lo contrario. Existen vacunas que han demostrado ser eficaces en prevenir enfermedades infecciosas como la hepatitis B y la infección por el virus del papiloma humano, responsables respectivamente de ciertos tipos de cáncer de hígado y del cáncer de cuello uterino.

La infección por el virus del papiloma humano es la causa de prácticamente el 100 % de los casos de cáncer de cuello uterino. Es una infección de transmisión sexual altamente contagiosa y frecuente. Si se previene, por lo tanto, la infección por el virus del papiloma humano podemos prevenir el cáncer de cuello uterino. Existen ya vacunas que han demostrado ser seguras y eficaces en prevenir la infección y que pueden evitar el 70 % de los cánceres de cuello uterino. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda vacunar a todas las niñas preadolescentes entre nueve y 13 años de edad. Se recomienda en esta edad y antes del comienzo de las relaciones sexuales, dado que las vacunas solo son eficaces antes de que la persona entre en contacto con el virus.

Cada año más de 500,000 mujeres desarrollan un cáncer de cuello uterino en el mundo, y alrededor de 266,000 mujeres mueren por esta causa, lo que representa una mujer cada dos minutos. Cerca del 90 % de estas muertes ocurre en países en vías de desarrollo, donde habitualmente no existen programas de cribado ni posibilidades de tratamiento, y donde el cáncer de cuello uterino representa la primera causa de muerte por cáncer en mujeres; mujeres, por lo general, en plena edad activa que tienen un papel crucial en el desarrollo de sus comunidades. Por tanto, la introducción de la vacuna contra el virus del papiloma humano en países pobres es una prioridad en salud.

Fuente: La Prensa Grafica