La vitamina D es esencial para que los huesos absorban calcio y se desarrollen. No es muy frecuente en los alimentos, pero está presente en los pescados grasos (atún, salmón, caballa), y en otros alimentos como los champiñones, el queso y las yemas de los huevos. Además, el cuerpo es capaz de producirla a partir de un precursor cuando la piel se expone al sol y de ahí resulta que tumbarse al aire libre pueda ayudar a frenar la osteoporosis y el raquitismo.
Aparte de todo esto, la vitamina D es una molécula liposoluble, lo que quiere decir entre otras cosas que es capaz de atravesar las membranas celulares (algo así como una pared elástica que las separa del exterior) y que es reconocida por algunos receptores de las células. Aprovechándose de esto, un grupo de investigadores del Instituto Salk ha modificado la estructura de esta molécula para atacar a las células del cáncer de páncreas: gracias a ella han conseguido que los medicamentos antitumorales entren en las células y puedan hacer su efecto. Los hallazgos han sido publicados en la prestigiosa revista «Cell».
«Aunque los resultados de este tratamiento en humanos son aún inciertos, los hallazgos en animales han sido claros y hacen crecer la esperanza de que las pruebas clínicas le darán a las personas que padecen esta terrible enfermedadesperanzas de conseguir un nuevo tipo de terapia», ha opinado Ronald Evans, director de la investigación.
El de páncreas es uno de los tipos de cáncer más letal, y solo en Estados Unidos de las 46.000 personas que lo sufren cada año, 40.000 mueren por culpa de la enfermedad, según el Instituto Nacional de Salud de EEUU (NIH). Entre estas personas, murieron recientemente personas tan famosas como Steve Jobs y Patrick Swayze.
La muralla del cáncer
El equipo de Evans sabía que las células tumorales del páncreas crean una muralla de células a su alrededor. Producen señales que hacen que el tejido adquiera densidad y que se inflame, lo que promueve el crecimiento y evita que los medicamentos lleguen a las células cancerosas. Y esto dificulta mucho el tratamiento.
Por suerte, los investigadores descubrieron que la vitamina D era capaces de inactivar a unas células que eran responsables de la formación de esta barrera. Después de meses de trabajo, los investigadores añadieron una versión modificada de la vitamina D a varios tratamientos químicos contra cáncer de páncreas que probaron en ratones, y descubrieron que estos su efectividad era un 50% superior. «La vitamina D no ataca a las células cancerosas, pero hace que el medio que rodea al tumor sea más favorable para los tratamientos de quimioterapia», ha explicado Michael Downes, uno de los investigadores que ha participado en el estudio.
El tratamiento ya está siendo utilizado en pacientes de cáncer de páncreas, en colaboración con médicos de la Universidad de Pensilvania, con el objetivo de comprobar su efectividad.
Fuente: ABC
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