Es material genético repetido, auténtica basura. O al menos esto es lo que se creía hasta hace no mucho. Son los parásitos viajeros del genoma humano. Solo que los denominados elementos transponibles no vagan en solitario por el interior de la célula, sino que provocan una especie de minitsunami a su paso que arrastra secuencias de ADN localizadas en su entorno, incluso en ocasiones genes completos. La marejada transporta a estos minúsculos fragmentos a otras regiones del genoma, pero ya nada es igual. Las secuencias ya no encajan del mismo modo. Cambian los nucleótidos, las letras de la vida, un desbarajuste que provoca mutaciones. Este proceso se llama transducción y gracias a la investigación que ahora se publica se sabe que es un mecanismo con capacidad para inducir tumores, es decir, una nueva causa del cáncer.
Ochenta investigadores
Este mecanismo, cuya incidencia oncológica se desconocía, se presenta hoy en sociedad en la revista científica Science en un estudio coordinado por el biólogo gallego José Manuel Castro Tubío, que ha involucrado a más de 80 investigadores. Es el resultado de la secuencia genética de 300 genomas de doce tipos distintos de cáncer, entre ellos cinco de gran incidencia -mama, colon, pulmón, próstata y huesos-, que se compararon con otros 300 de otras células sanas de los mismos pacientes.
El trabajo, que se realizó en el Sanger Institute de Cambridge, el gran centro de referencia mundial de investigación genómica en el que Tubío investiga con un contrato Marie Curie de la Unión Europea, se centró en un grupo de elementos transponibles conocido como LINE-1, de los que se conocía, por estudios previos en laboratorio, que podían presentar cierta movilidad en algunos genomas del cáncer.
La investigación concluyó que de entre el medio millón de elementos de este tipo que existen en el ADN humano, solo 74 son capaces de moverse en las células cancerígenas. Ahora se sabe también en qué regiones están localizados con exactitud, lo que «abre las puertas a los científicos para diseñar fármacos que silencien específicamente la actividad mutagénica de estos 74 elementos, sin necesidad de utilizar medicamentos de amplio espectro que pueden afectar a otras regiones de nuestro genoma que no deben ser tocadas», explica el investigador santiagués.
Diagnóstico y tratamiento
«Mis colegas -añade- me dicen que he descubierto un nuevo mecanismo de mutación en cáncer, pero yo prefiero decir que ha sido redescubierto porque, aunque es cierto que no se conocía que ocurriera en tumores, se sabía que la transducción sucedía en procesos artificiales recreados en laboratorio». Tanto Tubío, el primer autor del artículo, como sus colegas también observaron que esta deslocalización de secuencias genéticas también puede desplazar genes localizados en los alrededores de estos parásitos genómicos.
«La movilización de genes por transducción -relata Castro Tubío? puede tener unos efectos muy importantes en la evolución del cáncer, porque ello varía la estructura y el número normal de los genes y, como consecuencia, cambia también su expresión normal. Esto convierte la transducción en un mecanismo nuevo en cáncer con mucho interés para el diagnóstico y el tratamiento médico de la enfermedad».
Fuente: La Voz de Galicia
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