Dentro de poco más de un mes acudirán a Chicago casi 30.000 oncólogos de todas partes del mundo a la cita anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO). Es el mayor congreso de cáncer del mundo y en él se presentan varios miles de trabajos científicos que muestran la situación a 2014 de la batalla contra la enfermedad más temida del planeta. Cuando el 4 de junio, tras cuatro días de reuniones, se cierren las puertas del Palacio de Congresos de la ciudad a orillas del lago Michigan, es bastante probable que la mayoría de los asistentes a ASCO, sobre todo los optimistas, opinen que la botella que representa la guerra contra el cáncer sigue estando cuando poco medio llena.
Año a año, la lucha contra los tumores malignos avanza lentamente. La mayoría de los especialistas que tratan a pacientes con cáncer reconoce que la última década ha sido la mejor de todas las que ha habido frente a la enfermedad. Los miles de millones de dólares que se están gastando en investigación de los mecanismos básicos de la enfermedad, unido a los progresos que muchas compañías farmacéuticas están logrando con nuevos medicamentos, han dado sus frutos. La mortalidad de los pacientes con cáncer desciende paso a paso en los países desarrollados y algunos tipos de tumor que no aún no se logran curar se convierten en enfermedades crónicas con muchos años de evolución por delante.
Sin embargo, hay muchas voces autorizadas, con menos entusiasmo, que aseguran que por mucho dinero que se gaste en investigación y por mucho adelanto técnico o quirúrgico que se esté consiguiendo, la botella que representa la guerra contra el cáncer seguirá permanentemente medio vacía. Opinan que para que el nivel de esa botella imaginaria comience a subir de verdad hay que cambiar conceptos muy asentados en la forma de abordar la enfermedad. Insisten en que no es cuestión de falta de recursos. Es un problema de esclerosis cultural, de calcificación en la forma de encarar el problema.
Es muy significativo que Medscape, uno de los portales médicos de mayor prestigio del mundo haya dedicado un informe especial -40 días antes de que comience ASCO- que pone en entredicho parte del optimismo que se ha estado viviendo en los últimos años y en el que se profundiza en algunos de los aspectos que deben modificarse de forma radical para que los avances contra la enfermedad sean bastante más significativos que esos de los que ahora se presume.
Es una aberración, dicen, que la prevención contra el cáncer esté aún en pañales. La doctora Kathy Muller, oncóloga de la Universidad de Indiana, entiende mal que no se insista -y se invierta- mucho más en prevención, ya que el 50% de los cánceres se pueden evitar. Acucia a sus colegas para que se fijen en el ejemplo que han dado los cardiólogos. La lucha contra el colesterol, la hipertensión, el control de la diabetes y la promoción de hábitos de vida saludable han logrado disminuir muy significativamente la mortalidad de las enfermedades vasculares.
La forma de realizar la investigación, burocratizada y sin auténtico foco traslacional en los aspectos clínicos, el énfasis excesivo que se pone en los modelos animales con ratones -que pocas veces tiene que ver con lo que luego ocurre en los humanos- , el secretismo que fomenta el no compartir conocimiento para ser el "el primero de la clase" en lugar de "el mejor de la clase" está lastrando el progreso antitumoral.
Para echar un poco más de leña al fuego, hace unos meses Clilfton Leaf, un periodista senior de la revista Fortune -que padeció cáncer en su juventud-, publicó un libro que está teniendo impacto. Se titula La verdad en pequeñas dosis: porqué se está perdiendo la guerra contra el cáncer y es el producto de nueve años de investigación en los que ha consultado a más de mil personas en todo el mundo relacionadas con el cáncer. Una rápida hojeada a sus páginas da buena impresión. Bien escrito, con ese estilo de periodismo anglosajón que aporta credibilidad al contenido. Habrá que leerlo entero para -si es tan atractivo como parece en un primer momento- hablaremos más veces de él.
Fuente: el mundo - España
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