Salud. Por su contenido de lipoceno, es ideal contra este mal que es la segunda causa de muerte de varones peruanos.
No hay nada más rico que un tomatito en rodajas bañado en zumo de limón, con su toque de sal y aceite de oliva para traer frescura a este calor veraniego a la hora del almuerzo... ¿pero sabía usted que al complacer al paladar también esta previniendo el cáncer de próstata?
Sí, precisamente nos aleja de ser víctimas de ese mal que es considerado la segunda causa de muerte en varones en este país (el primero es el gástrico), según la Liga Peruana Contra el Cáncer.
Precisamente, su propiedad anticancerígena radica en su gran contenido en lipoceno, que es un antioxidante natural... y el responsable de darle el color rojo a este fruto carnoso.
Esta sustancia es capaz de neutralizar la acción nociva de los radicales libres que dañan las moléculas y las membranas celulares. Así reduce la generación de células cancerosas. “El tomate contiene abundante fibra, la que ayuda a que el lipoceno se fije también, en este caso, en los tejidos de la próstata”, explicó el urólogo de EsSalud Luis Benavides Vildoso.
Entonces, con el consumo reiterado de tomate, se reduce de 43% a 21% la posibilidad de desarrollar cáncer de próstata, de acuerdo a un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard.
¿Cómo consumirlo?
Investigaciones aseguran que el lipoceno se puede asimilar mejor en el intestino si es que el tomate se come caliente. El motivo: Esta sustancia se absorbe mejor a través de las grasas y aceites por su liposolubilidad. Por tal razón, los tomates cocidos tienen mayores concentraciones de lipoceno.
Claro que hay que aumentar el consumo de vegetales y evitar en nuestra dieta las carnes rojas y los picantes.
Ojo que esta hortaliza (también rica en vitamina A, C, calcio y potasio) contribuye al rejuvenecimiento de la piel, ya que favorece la salud de las capas acuosas de la piel. Así, el tomate tiene el mismo efecto de una crema antiarrugas.
Fuente: La República - Perú
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