En mujeres con cáncer de mama sometidas a radioterapia, el yoga ofrece beneficios únicos más allá de la lucha contra la fatiga, según concluye un estudio del Centro de Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas, en Houston, Estados Unidos, cuyos resultados preliminares se extrajeron por primera vez en 2011 y se publican ahora en 'Journal of Clinical Oncology'.
Esta investigación, realizada por Lorenzo Cohen, profesor y director del Programa de Medicina Integrativa en MD Anderson, es parte de un esfuerzo continuo para validar científicamente intervenciones mente-cuerpo en pacientes con cáncer y se llevó a cabo en colaboración con la mayor institución de investigación del yoga de India, 'Swami Vivekananda Yoga Anusandhana Samsthana, en Bangalore, India.
Los investigadores encontraron que mientras que los ejercicios de estiramiento sencillos contrarrestan la fatiga, los pacientes que realizaron ejercicios de yoga que incorporan técnicas de respiración, meditación y relajación en su plan de tratamiento experimentaron una mejor capacidad a la hora de hacer sus actividades diarias, una mejor salud general y una mejor regulación del cortisol (hormona del estrés).
Las mujeres en el grupo de yoga también estaban mejor equipadas para encontrar un sentido a la experiencia de la enfermedad. "La combinación de prácticas de mente y cuerpo que forman parte del yoga tienen un enorme potencial para ayudar a las pacientes a manejar las dificultades psicosociales y físicas asociadas con el tratamiento y la vida después del cáncer, más allá de los beneficios del estiramiento simple", detalla Cohen.
Para realizar el estudio, 191 mujeres con cáncer de mama (estadio 0-3) fueron asignadas aleatoriamente a uno de tres grupos: yoga, simples estiramientos o ninguna instrucción de yoga o estiramiento. Las participantes en los grupos de yoga y estiramiento asistieron a sesiones adaptadas específicamente a pacientes con cáncer de mama durante una hora, tres días a la semana a lo largo de seis semanas de tratamiento con radiación.
Las mujeres que practicaron yoga tuvieron la mayor caída en sus niveles de cortisol en todo el día, lo que indica que el yoga tiene la capacidad para ayudar a regular la hormona del estrés. Esto es particularmente importante porque los niveles de la hormona del estrés más altos durante todo el día, conocidos como ritmo circadiano de cortisol, se han vinculado a peores resultados en el cáncer de mama.
Además, después de completar el tratamiento de radiación, sólo las mujeres de yoga y el grupo de estiramiento notaron una reducción en la fatiga. Tras uno, tres y seis meses después de la radioterapia, las mujeres que practicaron yoga durante el periodo de tratamiento informaron de mayores beneficios sobre su funcionamiento físico y la salud general, además de que tenían más probabilidades de encontrar sentido a la vida de su experiencia con el cáncer que las de los otros grupos.
Según Cohen, la investigación muestra que practicar yoga también ayuda a los pacientes después de completar el tratamiento del cáncer. "La transición de nuevo a la vida cotidiana puede ser muy estresante ya que las pacientes ya no reciben el mismo nivel de atención médica y servicios. Enseñarles una técnica de cuerpo-mente como el yoga como una habilidad de afrontarla puede hacer esa transición más fácil", agrega.
Fuente: infosalus
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