Adultos con gliomas de grado bajo, una forma de tumor cerebral, que recibieron un régimen quimioterapéutico después de finalizar la radioterapia, vivieron más tiempo que los pacientes que recibieron solo radioterapia, de acuerdo con los resultados de seguimiento a largo plazo de un estudio clínico aleatorizado y controlado, subvencionado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
Debido a que los tres fármacos para quimioterapia están aprobados para uso comercial, el tratamiento que se utilizó en el estudio clínico ya está disponible para su uso. Sin embargo, esta forma de quimioterapia está asociada con ciertas toxicidades, como una reducción del recuento de glóbulos blancos que tiene como consecuencia un aumento en el riesgo de infección, y los investigadores del estudio recomiendan que solo la administren los médicos con experiencia en el control de los efectos secundarios que se puedan presentar.
Los gliomas de grado bajo crecen con mayor lentitud y tienen un mejor desenlace que el tipo de tumor cerebral más común en adultos, conocido como glioblastoma.
El Grupo de Oncología y Radioterapia (RTOG), una organización que realiza estudios clínicos financiada por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), el cual es parte de los NIH, y el NCI dieron a conocer públicamente los resultados en el día de hoy porque un análisis de seguimiento a largo plazo indicó una supervivencia significativamente más prolongada en los participantes del estudio que recibieron quimioterapia. Los detalles completos de este análisis se presentarán en 2014 en un congreso científico y en una publicación revisada por expertos.
En el estudio (denominado RTOG 9802) se inscribió a 251 pacientes con gliomas de bajo grado, entre octubre de 1998 y junio de 2002, a fin de analizar la función de la quimioterapia después de la administración de radioterapia. Los pacientes inscritos fueron de alto riesgo en comparación con otros pacientes con gliomas de grado bajo, porque tenían 40 años de edad o más o, si eran menores de 40 años, habían tenido una extirpación quirúrgica del tumor que no había sido total.
Todos los pacientes iniciaron el tratamiento con una operación quirúrgica seguida de radioterapia. A través de una asignación aleatorizada, la mitad de los pacientes interrumpieron el tratamiento después de la radioterapia y la otra mitad recibió seis ciclos de quimioterapia después de finalizar la radioterapia. A los pacientes que recibieron quimioterapia se les administraron tres fármacos: procarbazina (P); CCNU (C), que se conoce genéricamente como lomustina; y vincristina (V). Esta quimioterapia, llamada PCV, se administró durante 21 días y se repitió cada ocho semanas hasta completar un total de seis ciclos.
Se observó una mejora significativa en la supervivencia general de los pacientes en el estudio que recibieron quimioterapia PCV y radioterapia (mediana de supervivencia de 13,3 años) en comparación con los participantes que recibieron solo radioterapia (mediana de supervivencia de 7,8 años), lo cual representa una diferencia de 5,5 años. La mediana del tiempo de seguimiento después de la inscripción inicial ha sido de casi 12 años.
Entre tanto, sigue en marcha un análisis de la evolución de los pacientes basado en las características moleculares y genéticas de los tumores. Estos estudios tendrán importancia debido a que las características moleculares de otros tumores cerebrales relacionados han logrado identificar a aquellos pacientes que probablemente se beneficiarían en mayor medida de la quimioterapia.
"Los resultados de este estudio generarán cambios en la práctica clínica", manifestó el doctor Jan Buckner, uno de los investigadores principales y profesor de oncología de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. "Además, el análisis en curso de las muestras de los tumores nos debería permitir identificar con mayor precisión a los pacientes que se beneficiarían y los que no de la quimioterapia, información que nos acerca aún más al tratamiento individualizado del paciente".
El doctor Edward Shaw, uno de los investigadores principales y oncólogo radiólogo en la Facultad de Medicina de Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte, señaló que los "pacientes a quienes se les considera candidatos aceptables para la radioterapia se les debería alentar para que también reciban quimioterapia, siempre que entiendan tanto las posibilidades de beneficio como los riesgos".
El estudio RTOG 9802, patrocinado por el NCI, fue diseñado y realizado por el grupo RTOG en colaboración con otros tres grupos cooperativos del NCI (SWOG, ECOG-ACRIN y la Alianza para Estudios Clínicos en Oncología o Alliance for Clinical Trials in Oncology). A partir de marzo de 2014, el RTOG trabajará como parte integrante de una nueva red grupal llamada NRG Oncology.
"Este estudio no se podría haber realizado en Estados Unidos sin la participación de una gran red nacional de investigadores que pudo reunirse gracias al programa del Grupo Cooperativo subvencionado por el NCI, el cual fue capaz de inscribir a pacientes con un tipo de cáncer relativamente poco común, como el glioma de grado bajo", dijo el doctor Jeff Abrams, director clínico de la División de Tratamiento y Diagnóstico Oncológico del NCI. "Estos resultados también son un ejemplo de cómo la combinación de tratamientos disponibles logra producir una mejora tan importante en los resultados clínicos".
Se estima que más de 23 000 personas en Estados Unidos recibirán un diagnóstico de tumor cerebral primario en 2014, y que entre 10 y 15 por ciento de esos tumores serán gliomas de grado bajo.
Fuente: INC
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