Los diagnósticos aumentaron en España un 9,6% y las defunciones cayeron un 1,3% desde 2008 Con el envejecimiento de los países pobres se disparará.
El cáncer es una enfermedad asociada al envejecimiento. Por eso, en España, donde una de cada seis personas tiene más de 65 años, los diagnósticos van en aumento. Fueron 196.902 en 2008, 215.534 en 2012 (un 9,6% más) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) prevé que sean 227.076 en 2015. Es la segunda causa de muerte en el país.
En cambio, los avances en los tratamientos, con la incorporación de terapias personalizadas (fármacos biológicos que responden al perfil genético del paciente) han hecho que el número de fallecimientos bajara hasta 2012. En 2008 fueron 104.156, y cuatro años después 102.762, un descenso del 1,3%. Los datos de la SEOM coinciden con los recientemente publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que establecía una tasa de mortalidad, medida como fallecimientos por cada 100.000 habitantes, de 269,34 en 2008, mientras que en 2012 eran 237,34.
El avance no es gratis. La factura de la enfermedad crece: más de 8.000 millones de euros al año solo en España, incluyendo también el coste de los años de vida perdida, pero donde el impacto de los tratamientos va en aumento. Por ejemplo, en los hospitales más de la mitad del gasto en medicamentos (unos 2.000 millones al año) se reparte entre oncología, VIH y enfermedades reumáticas, según el Ministerio de Sanidad. De hecho, oncólogos y pacientes se quejan de que la Administración pone obstáculos para usar las novedades por su precio.
Pilar Garrido, presidenta de SEOM, advierte que la información de que se dispone es aún en España muy pobre, y que eso impide hacer muchos análisis. “Es la ofrecida por algunas comunidades que representan el 17% de la población”. Sin embargo, yendo a una lectura más cualitativa que cuantitativa, cree que, aparte del envejecimiento, “estamos viendo ahora los efectos de una mayor presencia anterior en el tiempo de las causas que con más frecuencia inducen cáncer: tabaco, dieta, virus, radiaciones, alcohol, polución atmosférica, agentes tóxicos”.
Además, los programas de cribado (en España están generalizados los de mama, cuello de útero y próstata y, a partir de este año, Sanidad plantea implantar el de cáncer colorrectal para la población de entre 50 y 69 años) tienen también un impacto: “Conducen a un aumento en la incidencia, aunque sea en estadios más precoces”, dice Gallardo.
Hasta aquí la evolución ha sido, a grandes rasgos, positiva, pero es difícil que se mantenga. De hecho, la serie del INE apunta a que hubo un mínimo en la tasa de mortalidad en 2009, y que desde entonces hay un repunte. La SEOM prevé que de 2012 a 2015 el número total de defunciones suba un 5,4% más. Con cautela, Gallardo indica que esto puede estar condicionado “porque se está produciendo un envejecimiento de la población que conduce a una mayor incidencia del cáncer, pero también a un peor pronóstico del mismo”. Porque no solo es más fácil que una persona mayor tenga un tumor. Es que la “edad es un factor pronóstico negativo”.
Hay que hacer otro matiz a esta comparación de datos. La incidencia es la que es y se mide año a año, pero la mortalidad que se calcula corresponde a tumores más antiguos. En oncología, un cáncer se considera curado —en un sentido amplio— si la persona sobrevive cinco años. Y eso no quiere decir que el afectado pueda olvidarse del proceso. Hasta un 30% de las personas que superan un tumor tiene luego otro, según el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac).
Garrido destaca este retraso en las muertes. “La mortalidad en un momento determinado no está relacionada directamente con la incidencia en ese mismo momento. Es más correcto evaluar la incidencia en un momento en el tiempo y la supervivencia a cinco años para conocer la eficacia de los sistemas de atención sanitaria, y en España la supervivencia a cinco años está aumentando” señala. Por ejemplo, en la OCDE la mortalidad por cáncer entre 1991 y 2011 bajó de media un 15% (un 14% en España). Solo en Eslovenia, Corea del Sur, Sudáfrica y Brasil aumentó. En el extremo opuesto, en Suiza, Luxemburgo y la República Checa bajó más del 25%.
En la situación actual de los pacientes españoles hay otro factor: la crisis. La Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc) ha visto cómo las demandas de atención social crecían un 52% desde 2010. “Parece que hasta entonces la gente tenía reservas; ahora ya no tienen de dónde tirar y nosotros nos hemos quedado sin fondos”, dice una portavoz. Se trata de ayudas de todo tipo. El 34,6% de las más de 11.000 del último año son de tipo económico y el 21% son solicitudes en pisos y residencias, por ejemplo. Es el caso de María del Mar, una mujer de 40 años con cáncer de mama con metástasis hepática y un hijo de nueve años con una discapacidad. “Me dieron dinero durante unos meses para la casa y para comer, porque en mi situación nadie te contrata”, cuenta.
Si esa es la situación española, la del mundo en desarrollo no va a ser mejor. Hasta hace poco, el cáncer era poco frecuente en países pobres porque tenían baja esperanza de vida. Pero un informe presentado el pasado martes por la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer señala que se producirá un “alarmante” aumento de casos en el mundo, y se calcula que dentro de dos décadas se diagnosticarán 22 millones al año, frente a los 12 millones actuales. Y ello puede suponer un factor estresante añadido para los sistemas de salud de los países menos ricos, que en ese tiempo no habrán acabado de enfrentarse a las que ahora son todavía las principales causas de muerte, las enfermedades transmisibles. Será añadir una enfermedad crónica, como son los tumores en muchos casos, a otras como la infección por VIH, con gastos crecientes y difícilmente asumibles. De hecho, ya hay movimientos en países como India y Sudáfrica para que su sistema de patentes no sea un obstáculo para la entrada cuanto antes de fármacos genéricos contra el cáncer que abaraten las terapias (aun a costa de enfrentarse a las multinacionales).
Ante esta situación, la detección precoz y la prevención del tabaquismo, la obesidad y la contaminación son factores clave. “Es necesaria una acción inmediata para afrontar este desastre humano”, ha dicho Christopher Wild, uno de los autores del informe.
Fuente: El país
La Declaración Mundial sobre el Cáncer reconoce que para lograr reducciones importantes en las muertes prematuras, la educación innovadora y las oportunidades de capacitación para los trabajadores de la salud en todas las disciplinas de control del cáncer deben mejorar significativamente.
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