Una mujer con un tumor en el pulmón del tamaño de una pasa, viva 13 años después; un niño con leucemia en fase terminal ahora estudiando su tercer grado escolar; un hombre con metástasis de cáncer de riñón en plena recuperación.
Historias hay. Positivas muchas, no todas. Pero ahora los científicos y la propia industria farmacéutica tienen un arma nueva para luchar contra el cáncer, así las dudas persistan.
Inmunoterapia. Empujar las células T y otras del sistema inmunitario para que combatan el cáncer.
No ha funcionado en todos. Es más: en algunos no se sabe cómo se ha logrado, como en ese paciente con metástasis del riñón: vivo incluso después de haber suspendido el tratamiento. ¿Se reorganizó su sistema inmunitario?
Tres caminos
Los avances en este campo hicieron que la revista Science consideraran la inmunoterapia como el acontecimiento científico de 2013.
Pero no es uno, ahora son tres los caminos que conducen a Roma.
La historia comenzó a fines de los 80 cuando franceses que trabajaban en otro tema identificaron una proteína receptora en la superficie de las células T, CTLA-4 evitando que atacaran intrusos.
El inmunólogo de cáncer James Allison buscó bloquear ese bloqueador, cambiando la conversación que se había mantenido sobre el cáncer.
Hasta entonces todo se enfocaba en atacar el tumor con medicinas y otros procedimientos médicos.
En 1996 publicó un estudio en Science mostrando que los anticuerpos contra esa proteína eliminaban los tumores en ratones.
Como las farmacéuticas no estaban interesadas en esos anticuerpos, Medarex sí y comenzó a producirlos.
En 2010, la firma fue adquirida por Bristol-Myers Squibb, que reportó que pacientes con melanoma metástico vivían en promedio 10 meses con el anticuerpo, frente a los 6 de los que no lo recibían. Cerca de un cuarto de los pacientes sobrevivió al menos 2 años.
A comienzos de los 90, un biólogo descubrió en Japón una molécula que se manifestaba en células T moribundas, PD-1 (programmed death 1), que identificó eran otro freno en estas células.
Su trabajo no estaba enfocado al cáncer, pero otros tomaron el avance, como Drew Pardoll, de la Universidad John Hopkins, quien animó a Medarex a examinar el anticuerpo en personas.
La primera prueba con 39 pacientes con 5 cánceres distintos comenzó en 2006. A 2008, 5 mostraban reducción del tumor. En varios la vida se extendió más allá de lo que se hubiera pensado.
Con los dos tratamientos, a veces el tumor crecía, pero luego desvanecía y algunos respondían incluso tras descontinuar los anticuerpos.
No en todos los casos funcionó. ¿Por qué en unos sí y en otros no? Es una de las dudas por resolver. Quizás existan biomarcadores que sugieran la efectividad del tratamiento en un paciente particular.
El tercer camino hacia la inmunoterapia se construyó de manera distinta. Por años Steven Rosenberg cultivó células T que habían migrado a los tumores, las expandió y las refundió en los pacientes. La técnica salvó a muchos, pero solo funcionaba si se lograba acceder al tejido del tumor, lo que no se consigue siempre.
En 2010 publicó un estudio sobre la terapia CAR (receptor quimérico de antígeno) un tratamiento personalizado que incluye modificar células T para que ataquen los tumores: de 75 pacientes, niños y adultos, con leucemia, 45 sanaron del todo, aunque unos recayeron después.
Ahora CAR es el foco de varios ensayos clínicos.
Sí, inmunoterapia, una nueva forma de abordar la muerte del cáncer.
Fuente: el colombiano