Karinna Espejo. Reumatóloga y catedrática de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas
Renato Arana Conde.

Los medicamentos biotecnológicos son aún un misterio para los peruanos, pese a que cuenta con ventajas, tal como asegura Karinna Espejo.

Explique qué son los medicamentos biotecnológicos (M.B.).

Es un fármaco cuyo origen proviene de un organismo vivo. Hablamos de una célula a la que se le inserta un material genético humano y se le programa para que cumpla funciones que las realizaría en un ser humano.

¿De qué modo?

El material genético se traduce en las síntesis de proteínas y estas son las que ejecutan las funciones en la célula. Entonces, una célula al recibir un material genético humano va a sintetizar proteínas humanas que van a servir como medicamentos para tratar enfermedades.

¿Se trata, entonces, de un medicamento personalizado?

Está dentro de la medicina personalizada que tiene que ver con el genoma humano. A un ser humano le logran descifrar su código genético y así uno pudiera, de antemano, conocer sus debilidades en cuanto a riesgos a enfermedades.

¿Y qué enfermedades se combate con los biotecnológicos?

Por ejemplo, la artritis reumatoidea que es la inflamación de las articulaciones... pero ¿qué hace que se inflamen? Se desconoce por qué el cuerpo de la persona ha activado el sistema inmunológico y se viene contra sus propias articulaciones.

¿Quién da la orden para eso?

La molécula TNF-Alfa que se comienza a sobreproducir con la intención de dañar las articulaciones. Cuando conoces quiénes dirigen el control de la enfermedad, buscas bloquear esta sustancia de frente.

¿Qué otros males se puede combatir con los M.B.?

En el cáncer de mama sabemos que hay un tipo de cáncer en el que las células cancerosas llevan consigo un receptor: una molécula que permite que una sustancia se acople y luego le da órdenes para que se reproduzca agresivamente. En la biotecnología se ha definido qué genes comandan la producción de ese receptor. Luego, creamos un anticuerpo, buscamos esos receptores y los neutralizamos.

Sin necesidad de recurrir tratamientos agresivos...

¡Exacto!, sin quimioterapias o radioterapias que, en la mayoría de casos, no son eficaces y traen daños colaterales.

Si son tan eficaces ¿por qué no se vuelven de acceso masivo?

Por el proceso mismo. La producción de un medicamento biotecnológico, a diferencia de una de síntesis química, es de millones. Pero si hablamos de costos no es algo que vas a encontrar en una farmacia como una aspirina, naproxeno o un paracetamol, y al ser tan caros el acceso no es masivo.

Pero debe haber algún modo de facilitar su acceso.

Claro. Por ejemplo, en las enfermedades reumatológicas –que yo trato– logramos que haya acceso a través de los seguros privados. Por eso, cuando una persona se quiere asegurar para cáncer, hay que ver que exista una cobertura para anticuerpos monoclonales.

¿Y esos son?

Los medicamentos biotecnológicos de última generación.

Ante mínimos cambios en su manufactura se cambia radicalmente el resultado final. ¿Es una desventaja de los M.B.?

Sería más una dificultad para lo que intentan producir biotecnológicos biosimilares (que son una copia de los M.B.). Los biosimilares van con la intención de dar mayor acceso y –si están bien regulados y diseñados– van a tener un gran impacto en el tratamiento de enfermedades como el original.

¿En el país cómo se controla Los M.B. o los biosimilares?

La normativa del Ministerio de Salud ya ha propuesto especificaciones y estamos esperando que sean aprobadas para estar a la par con el resto del mundo  y que nuestros biotecnológicos puedan tener un ingreso bien regulado.

¿Pero estamos en la capacidad de actualizar nuestra legislación dado el vertiginoso el avance de la ciencia médica?

Claro que sí. Yo trabajo en un centro médico donde se usan biológicos hace diez o doce años sin ningún problema. ¿Por qué lo que se hace en la Unión Europea o EEUU no lo puedo hacer en el Perú? Debemos estar a la par y legislar eso un tema de trabajo y saber cómo hacerlo. Tenemos toda la capacidad para regular bien nuestros asuntos.

Fuente: La Republica