El pasado 10 de noviembre Amy Robach, una periodista de ABC, la cadena de noticias de Estados Unidos, se enteró de la manera más insólita de que tenía cáncer. Un par de semanas antes, la rubia de 40 años, casada y con dos hijos, recibió una llamada del productor del programa Good Morning Americ
a para invitarla a participar en un especial en vivo que buscaba crear conciencia sobre la importancia de la detección temprana de cáncer de seno.
Ella deliberadamente había pospuesto hacerse una mamografía por miedo al resultado, pero aceptó solo por ayudar a otras mujeres, sin saber que con ello se estaba salvando a sí misma.
Una semana después de haberse sometido en público a este examen, especialistas del centro médico encargado de analizar la prueba la contactaron para informarle que el test había salido positivo. Esa mañana del 10 de noviembre la presentadora divulgó al aire que tenía cáncer y que iba a ser agresiva con su enemigo. A los cuatro días se sometió a una doble mastectomía.
Al año, en el mundo 1,4 millones de mujeres son diagnosticadas con esta enfermedad. Se calcula que uno de cada cinco de ellas tienen un tipo de tumor más agresivo conocido como HER2 positivo. La HER2 es una proteína que se encuentra en las células normales de la mama y promueve el crecimiento rápido del tumor.
La proteína fue descubierta por el doctor Dennis Slamon en 1987. Antes de eso los médicos observaban que algunas pacientes de cáncer de seno no respondían al tratamiento tradicional. En consecuencia estas mujeres morían mucho más rápido que las demás.
La razón era el HER2, que se adhiere a la membrana de la célula tumoral y “le envía el mensaje de que crezca más rápido”, dice Andreas Chlistalla, un investigador del cáncer de la compañía farmacéutica Roche. “Por eso este tipo de cáncer es agresivo, empeora rápidamente y quienes lo padecen tienen pocas opciones de sobrevivir”.
En 1998 se aprobó Trastuzumab la primera droga contra este tipo de tumor, que logró doblar el tiempo de supervivencia libre de enfermedad de estas pacientes. Se trata de un anticuerpo monoclonal que impide al HER2 enviar señales a otras células con ese mensaje letal. Además estimula el sistema inmune a que ataque al cáncer.
La semana pasada la Agencia Europea de Medicamentos, EMA, aprobó un nuevo medicamento conocido como Kadcyla, el cual mezcla en un solo empaque al Trastuzumab y a una quimioterapia conocida como T-DM1. Lo ingenioso de la droga es que las dos sustancias se unen gracias a un conector estable, lo que permite que Trastuzumab lleve la quimio directamente a las células tumorales HER2.
Este mecanismo de acción lo convierte en un medicamento inteligente porque en lugar de atacar las células indiscriminadamente se dirige a su objetivo sin afectar al tejido sano. Con ello disminuye la posibilidad de efectos secundarios adversos.
El estudio Emilia, presentado para su aprobación, muestra que las mujeres con cáncer de seno HER2 positivo avanzado que tomaron Kadcyla estuvieron casi diez meses sin empeorar.
Los anticuerpos monoclonales, como su nombre lo indica, son copias de un anticuerpo, una proteína del sistema inmune, diseñados en el laboratorio. Como se trata de productos biológicos, son mucho más complejos y costosos de hacer. Según explicó a SEMANA Markus Mattern, director de Producción de Roche, se requieren de por lo menos 5.000 pasos para producir una droga de estas, y un pequeño cambio puede alterar la composición de la medicina y la manera en que funciona en el paciente.
Kadcyla se une al arsenal de medicamentos dirigidos al receptor HER2. El año pasado la FDA, la agencia que vigila los medicamentos y los alimentos en Estados Unidos, aprobó Pertuzumab, otro anticuerpo monoclonal que combinando con Trastuzumab aumenta la sobrevida de estas pacientes.
“De esta forma, en dos décadas se ha logrado que estas pacientes pasen de tener apenas seis meses a 18 meses de supervivencia sin que la enfermedad empeore”, dice la médica Alexandra Guarín.
Según la epidemióloga Gloria Inés Sánchez, el cáncer va a aumentar en el mundo debido a una transición epidemiológica debido al aumento de la expectativa de vida. En Colombia, a una mayor longevidad se suma la occidentalización de las costumbres. “Comemos más y hacemos menos actividad física”.
El peso corporal tiene una especial incidencia en el cáncer de mama pues al parecer las células grasas producen estrógenos y estas hormonas hacen crecer el tejido mamario, lo que genera un mayor riesgo de cáncer.
Algunas se enteran de su cáncer cuando el tumor está in situ y aún no ha comprometido otros órganos, en cuyo caso se remueve quirúrgicamente. “En estas circunstancias el pronóstico es mucho mejor y la probabilidad de sobrevivir es muy alta”, dice la oncóloga Adriana Castaño.
Otras no tienen tan buena suerte y por una u otra razón son diagnosticadas cuando algunas células ya han migrado a otras zonas del cuerpo para crear nuevos tumores, un proceso que se conoce como metástasis.
Por eso, el énfasis se debe hacer en la prevención y la detección tempranas, armas más efectivas y menos costosas que el tratamiento. La vía más efectiva es controlar el peso, dejar el cigarrillo, hacer ejercicio y hacerse el autoexamen y la mamografía. Cualquier protuberancia o cambio en el seno debe ser un síntoma de alarma.
Desafortunadamente, el desconocimiento, sobre todo en las clases más pobres, es un obstáculo para el tratamiento precoz. “Mucha gente llega a consulta hasta tres años después de haber sentido la pepita y dicen que no vinieron antes porque no les dolía”, dice Castaño.
También es importante hacer un examen para saber si el tumor es HER2 positivo. El cáncer de seno avanzado no es curable pero hoy las perspectivas para estas mujeres son mejores gracias a estos nuevos tratamientos. Aunque 18 meses parece poco, para una paciente puede ser un tiempo extra que le permite asistir, por ejemplo, al grado de su hijo. Por eso este tipo de avances médicos son significativos en la lucha contra este mal.
Fuente: semana
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