El cáncer de estómago es quizás uno de los tumores con peor pronóstico debido a que la mayoría de pacientes son diagnosticados cuando la enfermedad está ya avanzada. Por eso cualquier avance es recibido con optimismo, por pequeño que sea. Eso es lo que ha ocurrido con un nuevo fármaco, cuyos resultados en fase III se acaban de publicar en la revista 'The Lancet'.
El doctor Josep Tabernero, principal investigador del estudio. | Javi MartínezEl doctor Josep Tabernero, principal investigador del estudio. | Javi Martínez
Este trabajo internacional lleva la firma del doctor Josep Tabernero, jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, y es el resultado de analizar a 355 pacientes con un tumor gástrico avanzado, 16 de ellos españoles, porque este no es un tumor frecuente en nuestro país. Todos ellos habían recibido ya una primera línea de quimioterapia, y cuando sufrieron una recaída, 238 recibieron el nuevo fármaco experimental (ramucirumab) y el resto un placebo. En el ensayo participan científicos de EEUU, Brasil, Corea del Sur, República Checa, Italia, India y Reino Unido.
El nuevo medicamento (que está disponible sólo en ensayos clínicos de momento) logró que los pacientes tratados mejorasen su supervivencia una media de 5,2 meses. Los pacientes que sólo recibieron una pastilla inocua (un placebo), tuvieron una supervivencia de 3,8 meses. Es decir, el beneficio del fármaco se 'limita' a un mes adicional de tiempo libre de enfermedad hasta que los pacientes volvieron a recaer de nuevo."Este es un estudio de principio, que demuestra que el fármaco aumenta la supervivencia", explica Tabernero a ELMUNDO.es. "Es un aumento claro, aunque no un gran aumento".
Hasta ahora, la quimioterapia de primera línea que se administra a los pacientes cuando son diagnosticados sólo ofrece una supervivencia media de ocho a 10 meses. A partir de ahí, cuando el paciente deja de responder, no hay ningún medicamento autorizado ni en EEUU ni en Europa cuando se produce una recaída. Para poner en contexto resultados que, a simple vista, pueden parecer tan modestos, hay que tener en cuenta que el cáncer de estómago es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en el mundo y el segundo que más muertes causa.
Ramucirumab (de laboratorios Lilly) funciona como un antiangiogénico, es decir, inhibe la proteína VEGFR2, clave en la formación de nuevos vasos sanguíneos que alimenten al tumor. Como explica el doctor Tabernero en un comunicado, los resultados son positivos porque vuelven a poner el foco en esta vía de actuación. De hecho, el fracaso de bevacizumab (el primero de los fármacos antiangiogénicos que llegó al mercado) en cáncer de mama metastásico había hecho desinflar un poco las expectativas en torno a esta vía de actuación.
Futuro
Precisamente, en un estudio de ramucirumab en pacientes con cáncer de mama metastásico, el nuevo fármaco no logró cumplir los objetivos del trabajo. Sin embargo, no es el único cáncer en el que se está ensayando, además del cáncer gástrico se esperan resultados en cáncer de hígado, colon y pulmón a lo largo de 2014.
Como aclara el estudio de 'The Lancet', éste es uno de los mayores estudios en fase III en pacientes con cáncer gástrico avanzado. Además, es más que probable que en el futuro el papel del nuevo fármaco no esté en solitario, sino en combinación con otras quimioterapias (como paclitaxel), una posibilidad que ya se está estudiando en otros ensayos.
"Este estudio se inició hace cuatro años, desde entonces ha habido otros tres estudios académicos [sin patrocinio de la industria] que han demostrado la eficacia de taclitaxel, irinotecan y docetaxel. Probablemente en el futuro, como ya estamos haciendo, tendremos que ver la eficacia del nuevo fármaco en combinación. Según la magnitud del beneficio que veamos en pacientes que han recaído podremos pensar también en utilizarlo en primera línea", señala Tabernero.
Los investigadores quieren estudiar además qué biomarcadores predicen la mejor respuesta al fármaco, es decir, qué pacientes se pueden beneficiar más con esta terapia. El estudio no ahonda en el coste de este tratamiento, aunque comparándolo con medicamentos antiangiogénicos como bevacizumab podría rondar los 30.000 euros al año.
Fuente: el mundo.es
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