Una proteína específica puede ser un regulador maestro para cambiar el modo en que las células cancerosas consumen los nutrientes de su entorno, evitando la muerte celular y aumentando la probabilidad de que el cáncer pueda extenderse, según ha demostrado un estudio de la Universidad de Notre Dame.
El estudio, publicado en Cell Reports, se llevó a cabo en el laboratorio de Zachary Schafer, profesor asociado de biología del cáncer de la Fundación Coleman en el Departamento de Ciencias Biológicas.
Schafer y sus colaboradores descubrieron que una proteína llamada SGK1, conocida por activarse en diversos tipos de células cancerosas, indica a la célula que tome nutrientes.
Entre estos nutrientes se encuentra la glucosa, que permite a la célula sobrevivir después de desprenderse del andamiaje de proteínas al que estaba unida, llamado matriz extracelular.
Las células no cancerosas suelen morir tras desprenderse de la matriz extracelular, pero la actividad de la SGK1 favorece la supervivencia y, por tanto, aumenta las posibilidades de que el cáncer se extienda o haga metástasis.
"Si se comprende mejor cómo sobreviven las células cancerosas potencialmente metastásicas en este tipo de entornos extraños, entonces se puede antagonizar potencialmente esas vías de supervivencia y hacer que esas células mueran de forma selectiva", dijo Schafer, también miembro afiliado del Instituto de Investigación del Cáncer Harper de Notre Dame.
Según Schafer, más del 90% de las muertes por cáncer se deben a la metástasis de las células cancerosas de un lugar a otro. Por ejemplo, el cáncer de mama puede hacer metástasis en el cerebro, y las células cancerosas metastásicas tienen que adaptarse al nuevo entorno de ese lugar.
Hay circunstancias únicas en las que la proteína SGK1 tiene una importancia crítica, por lo que podría haber una vulnerabilidad a la que los investigadores pueden dirigirse y alterar la forma en que las células procesan sus nutrientes, dijo Schafer.
Este descubrimiento parece ser ampliamente relevante en muchos tipos diferentes de cáncer, dijo Schafer, y la investigación en este trabajo se centró en las células de cáncer de mama y de colon crecidas en cultivos bajo diferentes condiciones.
La investigación se llevó a cabo a lo largo de varios años y, además de la colaboración con la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke y la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, varios investigadores postdoctorales, graduados y estudiantes de Notre Dame colaboraron en el trabajo.
El siguiente paso en la investigación es completar un estudio de "prueba de principio", que es una investigación en fase inicial de cómo este conocimiento podría aprovecharse para el beneficio clínico. Dicho estudio podría revelar si diferentes agentes -que podrían convertirse en terapéuticos- podrían eliminar las células en cuestión.
"Si se pueden eliminar las células potencialmente metastásicas, se puede llegar a bloquear la diseminación del cáncer", afirma Schafer.
Fuente e imagen: Universidad de Notre Dame
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