La inmunoterapia, que recluta el propio sistema inmunitario del cuerpo para atacar el cáncer, ha dado a muchos pacientes con cáncer una nueva vía para tratar la enfermedad.
Pero muchos tratamientos de inmunoterapia contra el cáncer pueden ser caros, tienen efectos secundarios devastadores y sólo funcionan en una parte de los pacientes.
Investigadores de la Escuela Pritzker de Ingeniería Molecular de la Universidad de Chicago han desarrollado una nueva vacuna terapéutica que utiliza las propias células tumorales del paciente para entrenar a su sistema inmunitario a encontrar y eliminar el cáncer.
La vacuna, que se inyecta en la piel como una vacuna tradicional, detuvo el crecimiento del tumor de melanoma en modelos de ratón. Incluso funcionó a largo plazo, destruyendo nuevos tumores mucho tiempo después de la administración de la terapia.
Los resultados se publicaron el 24 de marzo en la revista Science Advances.
"Se trata de una nueva estrategia de inmunoterapia", afirma la profesora Melody Swartz, que dirigió la investigación. "Tiene el potencial de ser más eficaz, menos costosa y mucho más segura que muchas otras inmunoterapias. Es una medicina verdaderamente personalizada que tiene el potencial de superar muchos problemas que surgen con otros tratamientos."
En muchos aspectos, la vacuna funciona como una vacuna antigripal tradicional: utiliza una versión menos potente del agente patógeno (en este caso, las células cancerosas del propio paciente, que se irradian de forma letal antes de la inyección) para entrenar al sistema inmunitario a combatir la enfermedad.
Sin embargo, más que una medida preventiva, se trata de una vacuna terapéutica, lo que significa que activa el sistema inmunitario para destruir las células cancerosas en cualquier parte del cuerpo.
Para crearla, Swartz y su equipo utilizaron células de melanoma de ratones y las modificaron para que segregaran el factor de crecimiento endotelial vascular C (VEGF-C).
El VEGF-C hace que los tumores se asocien fuertemente con el sistema linfático del cuerpo, lo que normalmente se considera malo para el paciente, ya que puede promover la metástasis.
Pero el equipo descubrió recientemente que cuando los tumores activan los vasos linfáticos circundantes, responden mucho mejor a la inmunoterapia y promueven la activación de las células T "transeúntes", lo que conduce a una respuesta inmunitaria más sólida y duradera.
El equipo tuvo entonces que averiguar cómo aprovechar los beneficios de la activación linfática en una estrategia terapéutica, evitando al mismo tiempo los posibles riesgos de metástasis.
Maria Stella Sasso, becaria postdoctoral y primera autora del artículo, probó muchas estrategias diferentes antes de decidirse por el enfoque de la vacuna, que permitía el "entrenamiento" inmunitario en un lugar distante del tumor real.
La estrategia de utilizar las células tumorales irradiadas del propio paciente en una vacuna terapéutica había sido establecida previamente por Glenn Dranoff y sus colegas de los Institutos Novartis de Investigación Biomédica, que desarrollaron GVAX, una vacuna contra el cáncer que ha demostrado ser segura en los ensayos clínicos.
Sasso decidió probar este enfoque con VEGF-C en lugar de la citocina utilizada en GVAX.
Bautizó la estrategia como "VEGFC-vax".
Después de diseñar las células para que expresaran VEGF-C, el equipo de investigación las irradió, para que murieran en unas pocas semanas.
Cuando volvieron a inyectar las células en la piel de los ratones, descubrieron que las células tumorales moribundas podían atraer y activar las células inmunitarias, que a su vez podían reconocer y matar las células tumorales reales que crecían en el lado opuesto del ratón.
Como cada tumor tiene su propia firma de cientos de moléculas que el sistema inmunitario puede reconocer, la vacuna promovió una respuesta inmunitaria amplia y robusta.
Esto impidió el crecimiento del tumor en todos los ratones. También generó memoria inmunológica, impidiendo el crecimiento de nuevos tumores cuando se reintrodujeron células tumorales 10 meses después.
"Esto demuestra que la terapia puede ser eficaz a largo plazo contra la metástasis y la recaída", afirma Swartz, catedrático de Ingeniería Molecular William B. Ogden.
Conceptualmente, se trata de la primera estrategia que aprovecha las ventajas de la activación de los vasos linfáticos locales para obtener una respuesta inmunitaria más sólida y específica contra las células tumorales.
A diferencia de las estrategias inmunoterapéuticas que estimulan el sistema inmunitario de forma general, como el bloqueo de puntos de control o las numerosas citoquinas actualmente en desarrollo preclínico, esta nueva inmunoterapia activa únicamente las células inmunitarias específicas del tumor.
En teoría, esto evitaría los efectos secundarios habituales de los estimulantes inmunitarios, como la inmunotoxicidad e incluso la muerte.
Y aunque muchas otras inmunoterapias contra el cáncer, como la terapia con células CAR-T, son específicas para el tumor, estas estrategias sólo funcionan contra las células tumorales que expresan marcadores tumorales específicos previamente identificados, llamados antígenos.
Las células cancerosas pueden acabar superando estos tratamientos si se desprenden de estos marcadores o mutan, por ejemplo.
Sin embargo, el VEGFC-vax puede entrenar a las células inmunitarias para que reconozcan un gran número y variedad de antígenos específicos del tumor.
Y lo que es más importante, estos antígenos no necesitan ser identificados de antemano.
Los investigadores están trabajando para probar esta estrategia en los cánceres de mama y de colon y creen que, en teoría, podría funcionar en cualquier tipo de cáncer.
Esperan poder llevar esta terapia a ensayos clínicos.
"Creemos que esto es muy prometedor para el futuro de la inmunoterapia personalizada contra el cáncer", dijo Swartz.
Fuente: University of Chicago
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