Un nuevo conocimiento de un gen que controla la producción de energía en las células madre del cáncer podría ayudar en la búsqueda de un tratamiento más eficaz para el glioblastoma.
Un estudio dirigido por McGill y publicado en Nature Communications revela que la supresión del gen OSMR puede mejorar la eficacia de la radioterapia.
Este enfoque, dirigido por el laboratorio de Arezu Jahani-Asl, Profesor Adjunto de Medicina de la Universidad McGill, tuvo éxito en modelos preclínicos de ratones en los que la supresión del gen OSMR dio lugar a una mejora significativa de la respuesta del tumor a la terapia y a una mayor duración de la vida.
El glioblastoma es el tumor cerebral canceroso más común y agresivo en los adultos debido a su resistencia a la terapia.
El tratamiento suele consistir en cirugía, seguida de quimioterapia y radioterapia.
A pesar de estos intensos esfuerzos, en la mayoría de los casos las células tumorales vuelven a crecer después del tratamiento y el cáncer reaparece.
Células madre cancerosas hambrientas
Los tumores de glioblastoma contienen células madre cancerosas raras, responsables de la resistencia terapéutica y del crecimiento del tumor.
En el estudio, los investigadores descubren el papel único que desempeña la OSMR en el fortalecimiento de la resistencia de las células madre de cáncer a la terapia mediante el fortalecimiento de las mitocondrias, la fuente de energía celular.
Hace el largo viaje a las mitocondrias e interactúa con las máquinas productoras de energía para obligarlas a generar más energía para las células cancerosas.
"Para mejorar la respuesta de los pacientes al tratamiento del glioblastoma, debemos encontrar nuevas vulnerabilidades en las células madre del cáncer y superar su resistencia a la terapia. Al suprimir la OSMR, pudimos detener la producción de energía en las células madre cancerosas, esencialmente matándolas de hambre", dice Jahani-Asl.
El estudio aporta pruebas de que la focalización del gen OSMR, en combinación con la radioterapia, puede allanar el camino para futuros ensayos clínicos que traten mejor los tumores de glioblastoma.
El siguiente paso es aprovechar estas herramientas en un ensayo clínico, dicen los investigadores.
Fuente: McGill University