El Grupo de Síndromes Mielodisplásicos del Instituto de Investigación de la Leucemia Josep Carreras, liderado por el Dr. Francesc Solé, ha participado en el primer estudio internacional que confirma que tener dos copias mutadas del gen TP53, en lugar de una sola copia mutada, se asocia a un peor pronóstico en los pacientes diagnosticados de síndrome mielodisplásico (SMD).
Este estudio, publicado en la prestigiosa revista científica Nature Medicine, ha sido realizado por investigadores del Memorial Sloan Kettering de EE.UU., en el que participan 25 centros de investigación de 12 países y ha sido supervisado por el grupo de trabajo internacional para el pronóstico del SMD, cuyo objetivo es desarrollar nuevas directrices internacionales para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad.
Se trata de un resultado preliminar para definir una puntuación pronosticativa basada en los cambios moleculares.
Considerado el "guardián del genoma", el TP53 es el gen más comúnmente mutado en el cáncer.
La función normal del TP53 es detectar daños en el ADN y evitar que las células pasen este daño a las células hijas.
Cuando el TP53 está mutado, la proteína resultante de este gen (llamada p53) ya no puede realizar esta función protectora y el resultado puede ser un cáncer.
En la mayoría de los cánceres, las mutaciones del TP53 se asocian con un peor pronóstico, como la recaída de la enfermedad, una respuesta pobre a los tratamientos y una supervivencia más corta.
El TP53 existe por duplicado en cada una de nuestras células, al igual que todos los demás genes: una copia de nuestra madre y una copia de nuestro padre.
Hasta ahora no estaba claro si una mutación de una sola copia de TP53 era suficiente para causar un peor pronóstico de la enfermedad, o si las mutaciones en ambas copias eran necesarias.
Este estudio ha confirmado por primera vez que el hecho de tener las dos copias mutadas del gen TP53 se asocia con peores resultados para los síndromes mielodisplásicos (SMD), un grupo de cánceres de la sangre cuya característica común es que las células madre de la médula ósea, encargadas de fabricar todas las células sanguíneas, tienen un defecto que les hace producir células anormales, incapaces de realizar sus funciones habituales, y en menor cantidad.
El Dr. Solé, líder del grupo de Síndromes Mielodisplásicos del Instituto Josep Carreras, miembro del Grupo Español de Síndromes Mielodisplásicos (GESMD) y miembro del grupo de trabajo internacional para el pronóstico del SMD, explica: "Desde el Instituto Josep Carreras hemos participado activamente aportando más de un centenar de muestras de pacientes con diagnóstico de SMD, en el análisis comparativo de los resultados citogenéticos (cariotipo) frente a los obtenidos por secuenciación masiva, y en la discusión final de los hallazgos obtenidos".
"Los resultados de este estudio permitirán un gran avance en el diagnóstico y tratamiento de los síndromes mielodisplásicos. Las directrices actuales no tienen en cuenta los datos genómicos, como el estado de mutación del TP53 y otros genes para evaluar el pronóstico en los pacientes con SMD o para determinar el tratamiento apropiado para esta enfermedad. Sin embargo, estudios como éste muestran que debemos incluir esta información para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes".
Mediante el uso de nuevos métodos computacionales en una serie de 4.444 pacientes con MDS, los investigadores encontraron que un tercio de los pacientes con mutaciones en el TP53 sólo tenían una copia mutada de este gen.
Estos pacientes tuvieron resultados similares a los de los pacientes que no tenían una mutación TP53, es decir, buena respuesta al tratamiento, bajas tasas de progresión de la enfermedad y supervivencia a largo plazo.
Sin embargo, dos tercios de los pacientes tenían ambas copias mutadas de TP53 y estos pacientes tuvieron peores resultados, incluyendo resistencia al tratamiento, rápida progresión de la enfermedad y supervivencia a corto plazo.
De hecho, los investigadores descubrieron que el estado de la mutación del TP53 (0, 1 o 2 copias mutadas del gen), era la variable más importante para predecir el curso clínico de la enfermedad.
Dada la frecuencia de las mutaciones TP53 en el cáncer, estos resultados también abogan por examinar el impacto de una o dos mutaciones en otros tipos de cáncer, tanto hematológicos como de tumores sólidos, y revelan la necesidad de ensayos clínicos diseñados específicamente con estas diferencias moleculares.
Fuente: Instituto Josep Carreras de Investigación contra la Leucemia