A veces el cáncer se mantiene, pero a menudo hace metástasis, extendiéndose a nuevos lugares del cuerpo.
Se sospecha desde hace tiempo que las mutaciones genéticas que surgen dentro de las células tumorales impulsan este giro potencialmente devastador de los acontecimientos.
Ahora los investigadores han demostrado por primera vez que nuestra propia genética preexistente puede promover la metástasis.
Un nuevo estudio, publicado en Nature Medicine, sugiere que las diferencias en un solo gen, transportado dentro del genoma de alguien desde el nacimiento, puede alterar la progresión del melanoma, un tipo de cáncer de piel.
Los investigadores sospechan que estas variaciones hereditarias pueden tener el mismo efecto en otros tipos de cáncer también.
"Los pacientes a menudo preguntan '¿Por qué tengo tanta mala suerte? ¿Por qué se ha extendido mi cáncer? Como médicos, nunca tuvimos una respuesta", dice el investigador principal Sohail Tavazoie, profesor de Leon Hess y médico jefe.
"Esta investigación proporciona una explicación".
El descubrimiento puede transformar la forma en que los científicos piensan acerca de la metástasis del cáncer, y conducir a una mejor comprensión de los riesgos de los pacientes con el fin de informar las decisiones de tratamiento, dice Tavazoie.
El misterio de la metástasis
La metástasis se produce cuando las células cancerosas escapan del tejido original para establecer nuevos tumores en otro lugar, un fenómeno que conduce a la mayoría de las muertes por cáncer.
Los científicos han sospechado que las células cancerosas, que inicialmente emergen debido a mutaciones dentro de las células normales, ganan su capacidad de desplazamiento después de otras mutaciones.
Pero después de décadas de búsqueda, todavía no han encontrado tal cambio genético que pueda probarse que fomente la metástasis.
Investigaciones anteriores en el laboratorio de Tavazoie habían identificado un gen llamado APOE, presente en el ADN de todas las células del cuerpo antes de que surja el cáncer, que puede afectar la propagación del melanoma.
El gen produce una proteína que parece interferir en una serie de procesos utilizados por las células cancerosas para hacer metástasis, como la formación de vasos sanguíneos, el crecimiento más profundo en el tejido sano y la resistencia al ataque de las células inmunes que combaten los tumores.
Los humanos, sin embargo, son portadores de una de las tres versiones diferentes de la ApoE: ApoE2, ApoE3 y ApoE4.
Benjamin Ostendorf, un médico científico del laboratorio, planteó la hipótesis de que estas variantes podrían explicar por qué el melanoma progresa de forma diferente en cada persona.
En experimentos con ratones que poseían una de cada una de las versiones del gen, él y sus colegas encontraron que los tumores en los que tenían ApoE4 eran los más pequeños y los que menos se extendían.
Una mirada más cercana reveló que la ApoE4 es la versión más efectiva de la ApoE en términos de mejorar la respuesta inmune a las células tumorales.
En comparación con los animales con otras variantes, los ratones portadores de ApoE4 mostraron una mayor abundancia de células T que combaten el tumor reclutadas en el tumor del melanoma, así como una reducción de los vasos sanguíneos.
"Creemos que un impacto importante de las variaciones de la ApoE surge de las diferencias en la forma en que modulan el ataque del sistema inmunológico", dice Ostendorf.
Hacia un mejor tratamiento
Los datos genéticos de más de 300 pacientes con melanoma humano se hicieron eco de los experimentos con ratones: En promedio, las personas con ApoE4 sobrevivieron más tiempo, mientras que las que tenían ApoE2 vivieron menos tiempo.
Esta conexión con los resultados sugiere que los médicos podrían mirar la genética de los pacientes para evaluar el riesgo de que su cáncer progrese.
También podría influir en el curso del tratamiento. Los pacientes con melanoma a veces reciben una terapia que estimula sus propios sistemas inmunológicos para combatir mejor el cáncer.
El análisis del equipo de la información de estos pacientes, así como los experimentos con ratones, mostraron que aquellos con ApoE4 responden mejor a las terapias de refuerzo inmunológico.
Asimismo, los investigadores demostraron que un compuesto experimental que aumenta la producción de ApoE, RGX-104, era eficaz para ayudar a los ratones con ApoE4 a combatir los tumores.
RGX-104 se encuentra actualmente en ensayos clínicos.
Se necesitan más investigaciones para determinar cómo optimizar los tratamientos para los pacientes con otras variantes de ApoE, dice Tavazoie.
La ApoE2, por ejemplo, se asoció con un mayor riesgo de metástasis.
La evidencia de los investigadores hasta ahora sugiere que la capacidad de supresión de metástasis de la ApoE3 se encuentra entre las otras dos.
"Necesitamos encontrar a aquellos pacientes cuya genética los pone en riesgo de una mala supervivencia y determinar qué terapias funcionan mejor para ellos", dice Tavazoie.
Las implicaciones pueden extenderse más allá del cáncer.
Otros estudios han demostrado que las variaciones en la ApoE contribuyen a la enfermedad de Alzheimer: La ApoE4 agrava el riesgo de este trastorno neurodegenerativo, en contraste con su supresión de la progresión del cáncer.
"No está muy claro qué hace la ApoE en el Alzheimer, pero creemos que nuestro trabajo en el cáncer puede informar también nuestra comprensión de esta enfermedad", dice Tavazoie. Su laboratorio, normalmente enfocado en el cáncer, ha comenzado a investigar la conexión con el trastorno neurodegenerativo.
Fuente: Universidad Rockefeller
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