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Blog: El camino de Samsara "CÓMO TE CAMBIA LA VIDA CUANDO MUERE PAPÁ O MAMÁ"

1 Jun 2020
Blog:  El camino de Samsara "CÓMO TE CAMBIA LA VIDA CUANDO MUERE PAPÁ O MAMÁ"

Por la : Dra. Luz Marina Cano

Md. MsC. Ph.D
Fb @luchitacanom
Twitter @luchitacano666
Mail luchitacano@gmail.com

Nuestros padres. Los seres fundamentales de nuestra existencia, tienen una tarea única e intransferible, enseñarnos a vivir sin ellos. La gente suele pensar que dependiendo de la edad es mas o menos traumática la partida de papá o mamá. Y aquí hay dos instancias fundamentales: primera, el propio sentimiento de pérdida y segunda, como se provee de respaldo al sufriente. 


Cuando ellos mueren, todo cambia. Todo lo que hacíamos para y por ellos se acaba en un instante, todo lo que construimos o soñamos construir, desaparece. El momento de la muerte es un instante caótico, se pierde la percepción del tiempo, la percepción de la realidad. Ahí, en ese momento, es que nos damos cuenta que la vida es real, que la finitud es cierta y que no podemos devolver el tiempo.


Se hizo un estudio que dividió los participantes en 3 grupos: huérfanos, hijos de padres divorciados e hijos con padres vivos. El seguimiento fue hasta los 30 años con resultados contundentes. Los huérfanos tenían el nivel de desempleo mas alto en comparación con los otros dos grupos, así como el doble de riesgo de adicción a sustancias psicoactivas, alcohol o tabaco. Otro estudio, acompañó a 37 individuos entre los 20 y los 80 años y documentaron que los efectos emocionales negativos puede durar hasta 70 años.


No solo cambia el futuro en términos de acciones, sino orgánicamente, el cerebro se reestructura y transforma las zonas del cerebro que dirigen la planeación a futuro, las consecuencias y la resiliencia. Es cierto, no es lo mismo perder papá o mamá en la infancia, la adolescencia o la adultez desde la bioorganización neuronal, pero emocionalmente, todos pasamos por las mismas etapas del duelo: la negación, la rabia, la suplica, la depresión y la aceptación.


Existen revisiones puntuales sobre las zonas cerebrales que se activan en ese momento y durante el duelo. Se activan los neurocircuitos de adrenalina en la corteza de cíngulo posterior, la corteza prefrontal, el núcleo accumbens, y el cerebelo. Zonas que también tienen una actividad sobre el ciclo circadiano, la gestión emocional, el comportamiento, la memoria, la recompensa y la saciedad. Otro estudio se centró en analizar si las personas que sufren de duelo complicado presentan una mayor actividad tanto en el circuito de recompensa del cerebro como en el circuito del dolor. Para ello, fueron analizadas 23 mujeres que habían sufrido la pérdida de sus madres o de alguna hermana como consecuencia del cáncer de mama.
El resultado ayudó a localizar bien la reacción cerebral ante imágenes de los seres queridos que han fallecido, activándose de forma sustancial el núcleo accumbens, es decir, se ha demostrado que el dolor crea adicción porque esta estructura se activa al visualizar o recordar a los seres que se querían y que han fallecido. Se necesita en definitiva este recuerdo porque es lo “único gratificante”, aunque Ee estudio respalda por tanto la hipótesis de que los apegos activan los circuitos de recompensa y pueden por tanto convertirse en una interferencia para la adaptación a las pérdidas, y la adicción al dolor puede llegar a generar el anhelo recurrente de emociones dolorosas como la ansiedad intensa o el deseo de morir y distorsionar la trayectoria del duelo.
Les comparto mi experiencia…


Nada faltaba. Me gradué y mi padre enfermó. Ya la vida estaba cambiando, ya no éramos tan felices ni sonrientes como siempre. Con la enfermedad vino al escacez, en especial la económica. Mi padre, un hombre de 62 años había sido derrotado en la batalla de la Insufiencia Renal Aguda. Fue el día mas aterrador de mi adolesencia. Ese día la vida de cada miembro de mi familia tomó un rumbo 180 grados diferente a lo que teníamos planeado hasta el dia anterior. Aunque, en el fondo todos sabíamos que el iba a fallecer, menos mi mamá, ella estaba en total negación.
Cuando el enfermó, la casa ya estaba fría, solo se hablaba de BUN y Creatinina, solo se hablaba de diálisis. Yo veía como perdía peso, como sus vestidos le quedaban cada vez mas grandes, como sus manos eran mas blancas y pálidas. Se rasuró el bigote. Ya no había aguardiente, mi casa olía a amoniaco. Así huele la Insuficiencia Renal. Si bien mi padre hablaba conmigo abiertamente sobre la vida y la muerte, y  días antes de su fallecimiento tuvo la una conversación compleja sobre la cruda y fría muerte; teníamos prohibido hablar de su enfermedad o de la diálisis. Vivíamos en silencio. Los días eran largos, hasta que llego el momento que no queríamos enfrentar.


El instante de la partida es tan doloroso, tan frio, tan desgarrante. Yo sentí como se me abría el pecho, me dolían las piernas, sentí nauseas, mareo, desorientación. Cada uno estaba ya lidiando con el miedo. Senti en camara lenta como se activaba mi sistema adrenergico, solor queria salir corriendo. Una vez declararon muerto, empece a sentir un profundo desapego y una intensa rabia, había que culpar a alguien...Y ahora, todos así, quién podría ayudarnos?
Mi estilo de vida cambio, porque mi estructura familiar cambio. Mis sentimientos cambiaron, mi cosmovisión se transformó . A todos nos pasa y hay que vivir las etapas del duelo. Lo que no debe ocurrir es pretender que el ritmo de resiliencia sea igual para todos. Mis primeros años de universidad fueron una montaña rusa de emociones, era retraída y aunque estudiosa; pero con mucha rabia por que me sentía sola; Incluso, tuve rabia y envidia porque mis amigos tenían sus padres, porque no pasaban necesidades, porque llegaban a casa y alguien les esperaba; tenían para salir a comer fuera, comprar ropa, ir de fiesta e ir de vacaciones, y muchos de mis conocidos me decían "get over it, pasa la pagina, SNAP OuT OF IT" como si el duelo fuese un switch.
Económicamente, mi madre paso de ser ama de casa, a ser participante activa de desembolso de dinero. Los seguros de vida solo cancelaron las deudas, no todas. Hacia tres meses no había mercado en casa. Al mes de fallecido, mi hermano fué diagnosticado con cardiopatía y sin trabajo seguro, mi mama salió del país sola a buscar mejores oportunidades para una viuda. Ella se perdió de toda mi carrera de medicina.


El tiempo de desarrollo del duelo, es individual y depende del vinculo con papá o mamá. Pasé por todas las fases y etapas descritas en la literatura; y encontré estrategias como la escritura terapéutica que me permitieron enfrentar mejor mi dolor de pérdida.
Pasaron los dias, los meses y los años. Hoy al escribir esto, aún se me salen las lágrimas y por segundos siento el vacío penetrante de la parca y me recuerda que el final esta tan cerca o tan lejos como lo quiera ver. Con el tiempo y mi transformación he aprendido a vivir ya, cada instante, he aprendido que el tiempo va hacia adelante y no atrás.  Por tanto, no me puedo devolver en actos o palabras, LO QUE NO DIJE O NO HICE, es inexistente. Lo que no se dice o no se hace  queda como una ridícula ilusión de un imaginario que hemos construido a partir de lo que piensan otros de nosotros y lo que creemos que otros piensan de nosotros.


Este escrito, si bien cuenta parte de mi historia, precisa mostrarles cuan importante es hablar con papá y mamá acerca de la finitud, la enfermedad, las vacas gordas, las vacas flacas, el universo, la dios, dioses, Carl Sagan, Jesus, buddha, jehová, Mahoma, extraterrestres... en fin, El tono y el ritmo es de cada familia. De alguna forma transmitirles que es necesario morir para nacer,  para que inicie un nuevo ciclo, hay que cerrar uno. La rabia es parte de cerrar el ciclo, salir de la zona de confort y crecer;  la resiliencia es madurar espiritualmente. Asimismo, el cerebro cambia, las redes neuronales cambian para bien o para  mal. Este momento es crucial para el futuro y nuestros mecanismos de toma de decisiones, valoración de las consecuencias, transformaciones de emociones e interacción persona / persona.


No podemos desligar la mente, el cuerpo y el espíritu. Y es gracias a esta entropía que podemos balancear la vida.

Hasta la próxima!
Luchita Cano.