En general, las personas se imaginan que el trastorno por estrés postraumático (TEPT) les ocurre a los veteranos de guerra o a las víctimas de agresiones.
Pero una nueva investigación muestra que el trauma de un susto con el cáncer con frecuencia deja a los supervivientes con esa afección.
Muchos quizá no admitan cómo se sienten, dijo la autora principal del estudio.
"Muchos pacientes con cáncer creen que deben adoptar una 'mentalidad guerrera' y permanecer positivos y optimistas desde el diagnóstico hasta el tratamiento, para tener más probabilidades de vencer al cáncer", explicó Caryn Mei Hsien Chan, de la Universidad Nacional de Malasia.
"Para esos pacientes, buscar ayuda para los problemas emocionales a los que se enfrentan equivale a admitir una debilidad", planteó.
En el estudio, Chan y sus colaboradores siguieron los resultados de 469 adultos con distintos tipos de cáncer. Su investigación mostró que casi un 22 por ciento tenían síntomas de TEPT seis meses después del diagnóstico de cáncer. Y más o menos un 6 por ciento seguían teniendo la afección cuatro años después del diagnóstico.
Y aunque las tasas de TEPT sí parecieron reducirse con el tiempo, un tercio de los pacientes que tenían la afección seis meses después del diagnóstico de cáncer tenían un TEPT persistente o peor cuatro años más tarde, encontró el estudio.
En un informe que apareció en la edición del 20 de noviembre de la revista Cancer, Chan anotó que muchos pacientes viven con el miedo de que el cáncer vuelva, y quizá crean que cualquier bulto, dolor, fatiga o fiebre indiquen un regreso de la enfermedad.
El TEPT puede tener un impacto real en la atención del cáncer, añadió. Algunos supervivientes podrían no acudir a citas médicas para evitar desencadenar las memorias de su experiencia con el cáncer, lo que conduce a retrasos en la búsqueda de ayuda por sus síntomas, o incluso en la negación del tratamiento de afecciones no relacionadas.
La consejerías y el respaldo son clave. Por ejemplo, el estudio encontró que las pacientes de cáncer de mama eran 3.7 veces menos propensas a tener un TEPT seis meses después del diagnóstico que los pacientes de otros tipos de cáncer. Esto podría deberse a que las pacientes con cáncer de mama recibieron respaldo y consejería en el primer año tras el diagnóstico de cáncer.
"Necesitamos servicios de evaluación psicológica y respaldo para los pacientes con cáncer en una etapa inicial, y en los seguimientos continuos, porque el bienestar psicológico y la salud mental (y por consiguiente la calidad de vida) son igual de importantes que la salud física", dijo Chan en un comunicado de prensa de la revista.
"Debe haber una mayor concienciación de que pedir ayuda para gestionar los problemas emocionales (en particular la depresión, la ansiedad y el TEPT) después del cáncer no tiene nada de malo", añadió.
Fuente: Medline Plus
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