A pesar del debate actual sobre el valor de una prueba del cáncer de próstata, una nueva revisión afirma que en realidad puede reducir el riesgo de un hombre de fallecer de dicha enfermedad.
La detección temprana del tumor mediante el uso del análisis de sangre del antígeno prostático específico (APE) reduce el riesgo de un hombre de muerte de cáncer de próstata entre un 25 y un 32 por ciento, encontró el nuevo análisis de dos ensayos importantes realizados sobre las pruebas del APE.
"La cantidad de diagnósticos tempranos se correlacionó muy firmemente con un riesgo más bajo de mortalidad por cáncer de próstata", comentó la investigadora principal, Ruth Etzioni, bioestadística en el Centro de Investigación Oncológica Fred Hutchinson de Seattle.
Pero sigue habiendo muchas probabilidades de que una gran cantidad de hombres terminen recibiendo tratamiento para un cáncer de próstata que no habría acabado con su vida, dijo Etzioni.
"Sin duda hay daños y, en promedio, en una población probablemente la cantidad de hombres que recibirán un tratamiento excesivo será 5 veces mayor que la cantidad de los que se salvarán", dijo Etzioni.
Debido a esto, Etzioni cree que la decisión sobre la prueba del APE seguirá siendo individual para cada hombre, después de hablar con su médico.
"Seguirá siendo necesario que una persona hable con su médico, debido al problema del tratamiento en exceso", comentó Etzioni.
La cirugía para el cáncer de próstata puede llevar a la impotencia y a la incontinencia, y afectar drásticamente a la calidad de vida de un hombre. Al mismo tiempo, la mayoría de los tumores de próstata crecen lentamente, y la mayoría de hombres con un cáncer de próstata al final fallecen por una enfermedad cardiaca o alguna otra causa.
Por esto, ha habido un debate acalorado durante años entre los expertos en la atención de la salud sobre si se deberían hacer las pruebas de cáncer de próstata a los hombres.
Hasta aproximadamente 2008, muchos médicos y sociedades médicas estaban a favor de la evaluación anual para los hombres de a partir de 50 años de edad a través de la prueba del APE, que examina la sangre en busca de una proteína producida por células de la glándula prostática, según el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. Los hombres con un cáncer de próstata con frecuencia presentan unos niveles elevados de APE.
Aunque no se había realizado ningún ensayo clínico, la prueba del APE "fue adoptada muy rápidamente porque se tenía la impresión de que una detección temprana sería beneficiosa para reducir el riesgo de mortalidad por el cáncer de próstata", explicó Etzioni.
En 2009, se publicaron un par de ensayos clínicos, largamente esperados, sobre la prueba, uno en Europa y otro en Estados Unidos.
Desafortunadamente, los ensayos proporcionaron confusión, en lugar de claridad. El ensayo realizado en EE. UU. no reportó ningún beneficio por la prueba del APE, mientras que el ensayo europeo encontró una reducción del riesgo de muerte en los hombres que realizaron la prueba, dijo Etzioni.
A consecuencia de ello, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. (USPSTF) tomó la medida controversial en 2012 de recomendar que no se hiciera la prueba del APE. Otros grupos, como la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society), recomendaron que los médicos compartan la información de los ensayos clínicos con los hombres y que dejen que los pacientes decidan.
Etzioni y su equipo decidieron revisar los resultados de esos dos ensayos clínicos, para ver si los datos podrían volver a evaluarse de un modo que clarificara mejor el beneficio de la evaluación del APE.
Los dos ensayos fueron diseñados y realizados de forma muy distinta. No había un grupo de "control" claro en el ensayo estadounidense, en que ningún paciente recibiera la prueba del APE. En lugar de eso, los investigadores compararon los resultados de la evaluación aleatoria con los de la evaluación rutinaria, señaló Etzioni.
Para hacer una comparación entre dos cosas comparables, Etzioni y sus colaboradores hicieron unos ajustes matemáticos para tener en cuenta estas diferencias.
Cuando los investigadores hicieron esos ajustes, los dos ensayos terminaron con unos resultados muy parecidos. El ensayo estadounidense mostró un riesgo entre un 27 y un 32 por ciento más bajo de muerte por cáncer de próstata gracias a la prueba, mientras que el ensayo europeo mostró un riesgo entre un 25 y un 31 por ciento más bajo.
"Concluimos que los dos grupos del ensayo estadounidenses reflejaban un beneficio por la prueba", dijo Etzioni. "Esta es la razón por la que cuando se comparan entre sí, no hay diferencia".
El Dr. Otis Brawley, jefe médico de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, dijo que el nuevo estudio proporciona una "claridad muy necesaria en un área en que una vez hubo una gran confusión".
Brawley dijo que "si yo hablara hoy con un paciente, le explicaría los riesgos y beneficios de forma distinta y con más confianza que como lo hubiera hecho en 2010".
Los estudios como este han llevado a los grupos de ambas partes del debate a encontrarse en un punto medio, añadió.
"Los que estaban un poco más preocupados por los daños han llegado a aceptar que hay algunos beneficios, y los que estaban más interesados en los beneficios ahora reconocen que también se producen algunos daños", comentó Brawley.
Como consecuencia de ello, el USPSTF podría suavizar su postura contra la prueba del APE. Se ha propuesto que adopte unas directrices parecidas a las de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, en las que los hombres de 55 a 69 años de edad pueden optar por realizar la prueba del APE después de consultar con su médico. Pero el USPSTF sigue recomendando que no se haga la prueba a hombres de a partir de 70 años de edad.
Fuente: Medline Plus
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