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En la ruta del cáncer

14 Aug 2017
En la ruta del cáncer

Cada año en Uruguay enferman de cáncer unas 15.000 personas. En 2016 hubo 1.156 que decidieron viajar a San Pablo, específicamente al Hospital Sirio Libanés (HSL), en busca de respuestas. Entre las 15.000 también habrá quienes hayan recurrido a otros centros del mundo especializados en oncología, de los que hay varios en Estados Unidos.

En el caso del HSL, las autoridades del hospital verificaron que los uruguayos que eligen atenderse allí vienen en aumento desde 2012 y que en los últimos años el crecimiento se disparó. De 2013 a 2014 aumentó 53%. Entre todas las nacionalidades que se ven allí, la uruguaya predomina y es la que más ha aumentado su presencia, de acuerdo a información brindada desde el hospital. Incluso ese crecimiento motivó una visita al país de los empresarios brasileños en octubre pasado.

¿Por qué al menos uno de cada 15 uruguayos con cáncer elige atenderse afuera? La mayoría busca confirmar el diagnóstico y recibir una segunda opinión, pero también se pondera el diagnóstico rápido, la alta tecnología y la atención personalizada, según recogió El País del testimonio de pacientes y de lo que cuentan las propias autoridades del sirio-libanés.

El tiempo, que siempre es oro, vale aún más cuando se tiene cáncer. Vale tanto como para gastar los ahorros de toda la vida, vender casas o autos, reunir dinero de familiares y amigos o abrir colectas para recibir aportes solidarios. Los pacientes que han viajado a San Pablo cuentan, maravillados, que en un día les hacen tomografía, resonancia y PET, que los resultados están a la mañana siguiente; que las eminencias del hospital diseñan con uno el plan de tratamiento, que explican pacientemente lo que puede ocurrir semana a semana y que los dolores y efectos secundarios son contemplados y controlados al máximo posible.

En Uruguay el recorrido está lejos de ese idilio y es lógico, porque el sistema funciona para todos y no solo para los que pagan cientos de miles de dólares. Las autoridades sanitarias destacan que los tiempos de demora son mínimos en relación a la región y que el acceso a los tratamientos aquí es universal, algo que no sucede en otros países.

Sin embargo, quienes han transitado este camino saben que, en muchos casos, la calidad de la atención depende de su capacidad de presión para conseguir una consulta o de tener un conocido en la dirección de la institución. Saben ellos, y varios actores sanitarios consultados para este informe, que el paciente con cáncer se enfrenta a las mismas dificultades de quienes consultan por patologías menos graves o urgentes: esperas para los estudios, demoras para los especialistas, falta de coordinación entre los servicios. No corren por un carril preferencial y a menudo sufren los avatares de un sistema todavía anclado en el papel.

Fuente: El País UY