Un informe escrito recientemente por los arqueólogos del Smithsonian y sus colegas en el International Journal of Paleopathology identifica un tumor óseo en el brazo superior derecho de un adolescente que fue enterrado alrededor del 1300 d.C. en un basural localizado en un sitio al oeste de Panamá llamado Cerro Brujo. Se desconoce la razón de existir de lo que parece ser un entierro ritual en este asentamiento precolombino abandonado.
"Basándonos en el análisis de un diente del individuo, creemos que él o ella fue enterrado unos 150 años después de que el asentamiento fue abandonado", comentó Nicole Smith-Guzman, becaria de post-doctorado en el laboratorio del científico Richard Cooke en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá.
"Y en base al hecho de que el cuerpo estaba envuelto en posición fetal y enterrado boca abajo con dos ollas de arcilla y una trompeta de caracol como las que aún utilizan los indígenas Ngäbe en esta área, consideramos que este es un entierro ritual" Comentó Smith-Guzmán.
La arqueóloga del Smithsonian en Panamá, Olga Linares (1936-2014) y Anthony Ranere, profesor emérito de la Universidad de Temple, descubrieron el entierro en 1970, gracias a un financiamiento de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.
Linares propuso que los primeros habitantes del sitio eran campesinos que habían huido de Cerro Brujo a unos 3 kilómetros de la costa caribeña, desde las cercanas tierras altas de Chiriquí cuando estalló el Volcán Barú, aproximadamente en el 600 d.C. Linares y Ranere encontraron evidencia de que el sitio fue habitado dos veces, una vez aproximadamente en el 600 d.C. y una segunda vez entre el 780 y el 1252 d.C..
El entierro en cuestión, en el mayor de los 5 antiguos pozos de basura en el sitio, pudo haber sido colocado allí porque era el lugar de los antepasados ??del individuo. Un gran poblado cercano, Sitio Drago cerca de Boca del Drago en Isla Colón, excavado por el arqueólogo del UCLA Tom Wake, fue ocupado aproximadamente en el 600 d.C. hasta el 1410 d.C..
Smith-Guzmán analiza huesos antiguos para buscar signos de problemas de salud, así como un antropólogo forense observa los huesos humanos modernos para identificar la causa de muerte cuando ha ocurrido por asesinato o accidente. Al observar los restos del sitio 46 años después, se sorprendió al encontrar pruebas de cáncer en el brazo superior derecho de un individuo que probablemente tenía de 14 a 16 años.
Llevó los huesos al Centro Radiológico Metropolitano de la Ciudad de Panamá y también al departamento de radiología del Hospital de Punta Pacífica.
"Por lo que sabemos, este es el primer caso de cáncer en restos humanos antiguos reportado en Centroamérica", comentó Smith-Guzmán. "Tanto el osteosarcoma como el sarcoma de Ewing, los dos cánceres más probables en este caso, son más comunes en niños y adolescentes. La mayoría de los casos publicados sobre estos cánceres en el pasado eran de individuos adultos -probablemente debido a la pobre preservación de los restos óseos de no adultos- lo que hace que esto sea especialmente raro". Además, la mayoría de los otros ejemplos de cánceres óseos provienen de lugares en el mundo con colecciones de material arqueológico mucho más extensas. Esta forma de cáncer típicamente deja un patrón en forma de sol muy característico en el hueso. Los huesos también muestran evidencia de anemia que puede haber sido el resultado del cáncer o de otra enfermedad inflamatoria o metabólica. Los modelos en 3D del húmero, uno de una tomografía computarizada y otro de fotogrametría, están disponibles en un programa llamado Sketch Fab y en el material complementario incluido en el artículo para su uso por otros arqueólogos y profesionales de la salud.
Se usan trompetas de caracol como la encontrada en el sitio hecha de una caracola de tritón Atlántico (Charonia variegata) en el ritual de balsería practicado por los pueblos Ngäbe en esta región de Panamá. Los Ngäbe creen que una interrupción del equilibrio entre los mundos naturales y sobrenaturales puede llevar a la enfermedad cuando un espíritu malévolo entra en el cuerpo para robar el alma durante el sueño. Tradicionalmente, cuando una persona estaba enferma, un chamán Ngäbe, conocido como Sukia, intentaría curar a un paciente utilizando remedios herbales como la Hoffmannia longipetiolata, una planta que aún se usa como analgésico en las comunidades Ngäbe.
Fuente: Eurekalert
La Declaración Mundial sobre el Cáncer reconoce que para lograr reducciones importantes en las muertes prematuras, la educación innovadora y las oportunidades de capacitación para los trabajadores de la salud en todas las disciplinas de control del cáncer deben mejorar significativamente.
ecancer desempeña un papel fundamental en la mejora del acceso a la educación para el profesional médico. Todos los días ayudamos a médicos, enfermeras, pacientes y sus defensores a ampliar sus conocimientos y mejorar la calidad de la atención.
Gracias por tu apoyo.