Un medicamento llamado Xeloda puede alargar las vidas de algunas mujeres en que el tratamiento estándar no acaba con el cáncer de mama, encuentra un nuevo ensayo clínico.
Los oncólogos afirman que los resultados "cambian la práctica".
"Este medicamento ya está aprobado, y lo hemos usado durante mucho tiempo para el tratamiento del cáncer", apuntó el Dr. Stephen Malamud, oncólogo en Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
El Xeloda (capecitabina) es una pastilla, de forma que es fácil de tomar y es "mucho menos tóxico" que la quimioterapia estándar, anotó Malamud, que no participó en la nueva investigación.
"Lo más importante es que amplió la supervivencia general en este estudio", dijo.
En 1998, Xeloda fue aprobado en Estados Unidos para el cáncer de mama avanzado que se había propagado a lugares distintos del cuerpo. El nuevo ensayo, realizado en Japón y Corea del Sur, evaluó el fármaco en un grupo distinto de pacientes.
Se enfocó en 910 mujeres cuyos tumores en el seno no habían sido eliminados del todo mediante la quimioterapia estándar y la cirugía. Además, todas tenían un cáncer que carecía de una proteína llamada HER2, lo que significa que no podían beneficiarse de medicamentos contra el cáncer de mama que se dirigen a la HER2, como por ejemplo Herceptin.
Esas mujeres tienen un riesgo bastante alto de experimentar una progresión del cáncer, según los investigadores del ensayo, dirigido por el Dr. Masakazu Toi, de la Universidad de Kioto en Japón.
En el estudio, Xeloda mejoró esas probabilidades. Redujo el riesgo de recaída o muerte de las pacientes en un 30 por ciento a lo largo de cinco años.
En ese momento, un 74 por ciento seguían con vida y sin recurrencias, frente a poco menos de un 68 por ciento de las mujeres que recibieron pastillas de un placebo además del tratamiento estándar.
"No es para nada una panacea", dijo Malamud. "Pero es un buen tratamiento 'alternativo' para mejorar los resultados de las mujeres".
La Dra. Elizabeth Comen, oncóloga médica en el Centro Oncológico Conmemorativo Sloan Kettering, en la ciudad de Nueva York, señaló que los médicos ya han comenzado a utilizar Xeloda en mujeres como las del ensayo, basándose en informes preliminares. (El ensayo en realidad se detuvo temprano, en 2015, cuando se hizo claro que Xeloda tenía beneficios).
"Es un ensayo histórico", dijo Comen. "En mi opinión, de verdad cambia la práctica".
Todas las mujeres del estudio tenían tumores de mama que todavía no se habían propagado a lugares distantes en el cuerpo. Pero muchas tenían cáncer en los ganglios linfáticos cercanos.
Todas habían recibido la quimioterapia estándar antes de la cirugía, pero les seguía quedando un cáncer "residual".
El equipo de Toi asignó a cada paciente a uno de dos grupos de forma aleatoria. La mayoría de mujeres en ambos grupos recibieron radiación, y las que tenían un cáncer de mama sensible a las hormonas comenzaron a tomar medicamentos hormonales.
Solo un grupo recibió Xeloda, y las mujeres del otro grupo recibieron pastillas de un placebo. El tratamiento se administró en "ciclos" de seis u ocho semanas: dos semanas con el fármaco, y una semana de descanso.
Cinco años más tarde, un 89 por ciento de las pacientes de Xeloda seguían con vida, frente a poco menos de un 84 por ciento de las pacientes del placebo.
La diferencia fue mayor entre las mujeres que tenían un cáncer de mama "triple negativo", lo que significa que su cáncer no solo carecía de la HER2, sino que tampoco era sensible a las hormonas, lo que limita sus opciones de tratamiento.
Entre esas mujeres, un 79 por ciento de las pacientes de Xeloda continuaban vivas tras cinco años, en comparación con un 70 por ciento de las pacientes del placebo.
El efecto secundario principal, que afectó a casi tres cuartas partes de las pacientes, fue el síndrome de mano-pie. Se trata de un enrojecimiento e inflamación de las palmas de las manos y las plantas de los pies. Malamud dijo que es similar a una "quemadura solar mala", y que desaparece una vez se deja de tomar el fármaco.
Según Comen, la dosis de Xeloda de cualquier paciente dada se puede individualizar para ayudar a gestionar los efectos secundarios. Por ejemplo, la dosis se puede reducir, o una paciente puede tomar un "descanso" breve del fármaco, comentó.
En cuanto al acceso al medicamento, tanto Malamud como Comen dijeron que les sorprendería si una aseguradora no lo pagara. Malamud señaló que no ha encontrado problemas con la cobertura.
"Este estudio es una demostración de que las células del cáncer que ciertos medicamentos no matan, otros sí pueden matarlas", dijo Comen.
Y añadió que "enfatiza" el hecho de que los investigadores están logrando progresos contra el cáncer de mama difícil de tratar.
El ensayo fue financiado por la Organización de Investigación Clínica Avanzada y el Grupo Japonés de Investigación sobre el Cáncer de Mama.
Fuente: Medline Plus