Los complementos de dosis altas de vitamina D quizá no reduzcan el riesgo de las mujeres mayores de sufrir un cáncer, según un nuevo ensayo clínico.
Muchos estudios han sugerido que la vitamina D podría ayudar a prevenir el cáncer. Algunos, por ejemplo, han encontrado que las personas con unos niveles de sangre mayores de esta vitamina tienen unas tasas más bajas de ciertos cánceres, incluyendo los cánceres de colon y mama.
En los experimentos de laboratorio, la vitamina D también ha mostrado actividades que podrían ralentizar el crecimiento del cáncer, por ejemplo, al favorecer la muerte de las células anómalas.
Pero ese tipo de estudios no pueden demostrar que tomar vitamina D realmente provoque que el riesgo de cáncer se reduzca, explicó la Dra. JoAnn Manson, del Hospital Brigham and Women's y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston.
Eso, dijo Manson, requiere de ensayos clínicos que pongan a prueba la vitamina D en comparación con un placebo inactivo.
Eso es exactamente lo que hizo el nuevo estudio, pero no encontró ningún beneficio significativo.
El ensayo contó con 2,300 mujeres mayores a las que se asignó aleatoriamente a tomar una dosis alta de vitamina D más calcio, o un placebo.
Durante los siguientes 4 años, aproximadamente el 4 por ciento de las mujeres que tomaron los complementos fueron diagnosticadas con un cáncer. Esa cifra se comparó con solo el 6 por ciento de las mujeres del grupo del placebo, una diferencia que no fue estadísticamente significativa, dijeron los autores del estudio.
"Se trata de un estudio nulo", dijo Manson, que escribió un editorial publicado junto con los hallazgos. "No podemos hacer ninguna recomendación de salud pública basándonos en esto".
Y no es el primer ensayo que acaba en nada, añadió.
"Los ensayos clínicos realizados hasta ahora han sido decepcionantes", dijo Manson. "En general, no tenemos evidencias convincentes de que la vitamina D reduzca la incidencia del cáncer".
Pero, enfatizó, el nuevo ensayo "no es la última palabra, ni mucho menos".
El problema es que los ensayos realizados hasta ahora tenían algunas limitaciones: grupos de estudio pequeños o unas dosis de vitamina D bastante bajas, por ejemplo.
Dos ensayos de gran tamaño, cada uno con más de 20,000 personas, siguen en marcha, dijo Manson, que está dirigiendo uno de estos estudios.
Esos ensayos deberían ofrecen respuestas más definitivas en uno o dos años, según Manson.
Joan Lappe, profesora de enfermería y medicina en la Universidad de Creighton, en Omaha, Nebraska, dirigió este último estudio.
Se mostró de acuerdo en que "no es el ensayo definitivo" sobre la vitamina D y el cáncer.
Una razón es que el estudio se realizó a bastante corto plazo, y hubo muy pocos casos de cáncer, lo que limitó la capacidad de los investigadores de detectar un efecto protector.
Lappe añadió que todavía se deben solucionar algunos problemas importantes.
Por un lado, dijo, las mujeres de su estudio empezaron con unos niveles relativamente altos de vitamina D en su sangre. En promedio, sus niveles eran de 33 nanogramos por mililitro, que se considera que está dentro del rango adecuado.
Es posible, dijo Lappe, que los complementos tuvieran un efecto mayor en el riesgo de cáncer entre las personas con una insuficiencia de vitamina D.
Los hallazgos se basan en poco más de 2,300 mujeres sanas que tenían una edad promedio de 65 años de edad al inicio.
La mitad se asignaron aleatoriamente a tomar calcio y 2,000 UI de vitamina D al día. Eso es más del triple de la dosis recomendada para las personas menores de 71 años, que es de 600 UI. (Se aconseja a las personas mayores que tomen 800 UI al día).
A lo largo de los siguientes 4 años, 45 mujeres en el grupo de complementos y 64 del grupo de placebo desarrollaron alguna forma de cáncer, encontraron los investigadores.
Los hallazgos aparecen en la edición del 28 de marzo de la revista Journal of the American Medical Association.
El resultado final, según Manson, es que las cifras de este último ensayo son demasiado pequeñas para extraer ninguna conclusión.
Dijo que el ensayo en el que está trabajando (conocido como VITAL) es lo suficientemente grande como para que los investigadores puedan observar los efectos de la vitamina D en el riesgo de tipos individuales de cáncer.
El cáncer es diverso. Y es posible, dijo Lappe, que la vitamina D afecte al riesgo de cierto tipo de cánceres, pero no al de otros.
Manson afirmó que el ensayo VITAL abordará otra cuestión clave: ¿Los complementos son más efectivos para las personas con unos niveles bajos de vitamina D?
Ese ensayo cuenta con un grupo de adultos que es racialmente diverso, comentó. Esto es importante porque las personas con una piel más oscura normalmente tienen un riesgo más alto de niveles bajos de vitamina D.
Casi todas las mujeres del estudio de Lappe eran blancas.
Por ahora, Manson sugirió que las personas tomen entre las 600 y 800 UI de vitamina D recomendadas en su dieta. Eso se puede hacer más fácilmente con alimentos fortificados y con complementos, dijo.
Pocos alimentos contienen vitamina D de forma natural: los pescados grasos (incluyendo el salmón, la caballa y el atún) y el aceite de hígado de pescado son las fuentes más ricas. En Estados Unidos, la leche se fortifica con vitamina D, al igual que muchos cereales para el desayuno.
El ensayo fue parcialmente financiado por el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. y la Universidad de Creighton.
Fuente: Medline Plus
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