Sobrevivir al cáncer cuando se es joven podría dejar a algunas mujeres con otro problema de salud: un riesgo más alto de sufrir ciertas complicaciones durante el embarazo.
Esa es la conclusión de un nuevo estudio de más de 15,000 partos de mujeres adolescentes y adultas jóvenes, de 15 a 39 años de edad, que viven en Carolina del Norte.
Las que habían sobrevivido a un cáncer tenían un riesgo más alto de parto prematuro, parto por cesárea y un peso bajo del bebé al nacer, afirmaron a los investigadores.
"Aunque creemos que estos hallazgos son algo de lo que las mujeres deberían ser conscientes, todavía nos queda mucho trabajo que hacer para comprender por qué este riesgo se está volviendo aparente, y si los hijos de estas mujeres que nacen de forma prematura acaban desarrollando problemas de salud o no", dijo la autora del estudio, Hazel Nichols, profesora asistente en la Facultad de Salud Pública Global Gillings de la Universidad de Carolina del Norte.
Una obstetra/ginecóloga dijo que, dado los efectos del tratamiento del cáncer, los hallazgos "no son sorprendentes".
"Se deberían hacer todos los esfuerzos para monitorizar a las pacientes con antecedentes actuales o pasados de cáncer con mucho cuidado en busca de señales y síntomas de parto prematuro, el estado nutricional y el crecimiento fetal", dijo la Dra. Jill Rabin, codirectora de atención ambulatoria de los Programas de Salud de las Mujeres de Northwell Health, en New Hyde Park, Nueva York.
El estudio aparece en la edición en línea del 23 de marzo de la revista JAMA Oncology.
En la investigación, el equipo de Nichols comparó las tasas de complicaciones entre 2,600 partos de adolescentes y adultas jóvenes que habían sobrevivido a un cáncer y casi 13,000 partos de mujeres del mismo grupo de edad sin antecedentes de cáncer.
Las que habían sobrevivido a un cáncer tenían un riesgo más alto de parto prematuro, parto por cesárea y un peso bajo del bebé al nacer, encontraron los investigadores. Los riesgos más altos fueron los de las mujeres a las que diagnosticaron un cáncer durante el embarazo.
Las tasas de parto prematuro (un parto antes de las 37 semanas) fueron del 13 por ciento para las supervivientes al cáncer y del 9 por ciento para las que no habían tenido cáncer.
Ciertos tipos de cáncer se asociaron con el riesgo más alto de parto prematuro. En comparación con las mujeres sin antecedentes de cáncer, el riesgo de parto prematuro fue del triple para las que había tenido cánceres ginecológicos, del doble para las supervivientes al cáncer de mama y al linfoma no Hodgkin, y un 60 por ciento más alto para las que había tenido el linfoma de Hodgkin, encontró el estudio.
"Encontramos que las mujeres eran más propensas a tener un parto prematuro si habían sido tratadas por un cáncer en general, y los riesgos más altos los tenían las mujeres que se habían sometido a la quimioterapia", dijo Nichols en un comunicado de prensa.
Y aunque las supervivientes al cáncer tienen un riesgo más alto de complicaciones en el embarazo, el estudio también tuvo una parte positiva, añadió.
"Hay riesgos que es importante comprender, pero esto también se debería ver a la luz del hecho de que estas mujeres empezaron a crear familias, o a completarlas. Eso es algo muy positivo", comentó Nichols.
"Una de las cosas emocionantes de este trabajo es que identificamos a miles de mujeres que tuvieron un hijo después de que les habían diagnosticado y tratado un cáncer", señaló.
Y Nichols indicó que hay muchas cosas que las mujeres pueden hacer para preservar una fertilidad saludable antes y después del tratamiento del cáncer.
"Sabemos que el tratamiento del cáncer puede tener un impacto en la fertilidad, y solo después de la pubertad existen las opciones de congelar los óvulos o los embriones, o de tomar otras medidas para proteger la fertilidad. Así que se trata de un momento en que es importante aconsejar a las mujeres con respecto a cuáles son sus riesgos reproductivos por el tratamiento del cáncer, o qué pueden esperar en el futuro", dijo.
Rabin se mostró de acuerdo.
"Este estudio plantea una cuestión importante: el de la importancia de la consejería previa al tratamiento tanto para las mujeres a las que se haya diagnosticado un cáncer que estén pensando en el embarazo y las que estén embarazadas en el momento del diagnóstico", dijo.
El Dr. Navid Mootabar, presidente de obstetricia y ginecología en el Hospital de Northern Westchester en Mt. Kisco, Nueva York, se mostró de acuerdo con Rabin en que la clave es proporcionar "una consejería adecuada sobre el embarazo a las adolescentes y las jóvenes que hayan sobrevivido a un cáncer a fin de ayudarles a evaluar y a reducir los riesgos previos a la concepción".
"La monitorización cercana en el embarazo puede resultar en unos mejores resultados", añadió. "Las mujeres a las que se diagnostica un cáncer durante el embarazo siguen enfrentándose a dificultades. Al monitorizar los potenciales eventos adversos, quizá se pueda prevenir daños en el feto en crecimiento".
Fuente: Medline Plus
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