Una técnica de congelamiento conocida como crioterapia (o crioablación) podría ser una alternativa viable a la lumpectomía para tratar los cánceres de mama pequeños y en las etapas iniciales, según unos investigadores.
En el pequeño estudio de 86 pacientes, "se mostró que la crioterapia [trata] con éxito a la mayoría de los pequeños cánceres de mama con pocos efectos secundarios o complicaciones", dijo la coautora del estudio, la Dra. Deanna Attai, profesora clínica asistente de cirugía de la Facultad de Medicina David Geffen de la Universidad de California, en Los Ángeles.
Usando este método mínimamente invasivo para destruir las células cancerosas, no debería haber ningún cambio, o solo un cambio muy pequeño, en la apariencia del seno, dijo Attai, ex presidenta inmediata de la Sociedad Americana de Cirujanos de Mama (American Society of Breast Surgeons).
El mayor riesgo, dijo Attai, es el de no matar todas las células cancerosas.
Otra cirujana indicó que aunque todavía se necesita más investigación, la crioterapia parece ser "una nueva herramienta potencial que podemos ofrecer a las mujeres".
"Son datos promisorios. Se trata del primer paso", dijo la Dra. Laura Kruper, jefa del servicio de cirugía del seno en el Centro Oncológico City of Hope en Duarte, California. Pero "ciertamente no va a ser para todo el mundo", añadió.
Por un lado, "el tumor solamente puede tener un tamaño de alrededor de un centímetro", dijo Kruper. Eso es menos de media pulgada.
La técnica de congelamiento se ha usado durante años para tratar los cánceres de hígado, pulmón y riñón, además de los tumores de mama no cancerosos, indicaron Attai y sus colaboradores.
Para realizar el nuevo estudio, los investigadores llevaron a cabo la técnica de congelamiento en pacientes de cáncer de mama en 19 centros de Estados Unidos. Los tumores tenían que ser de 2 centímetros (alrededor de 3 cuartos de pulgada) o más pequeños.
Dado que el estudio fue diseñado para evaluar la efectividad de la técnica antes de tener la aprobación del gobierno, los investigadores extirparon quirúrgicamente los tumores 28 días después del tratamiento con frío extremo. Luego examinaron el tejido en un laboratorio de patología.
En general, el congelamiento tuvo éxito en el 92 por ciento de los cánceres. Y funcionó para todos los tumores que medían menos de 1 centímetro, según el estudio.
El procedimiento ambulatorio se realiza con anestesia local. Un médico usa imágenes de ultrasonido para guiar una sonda fina como una aguja hasta los tumores. Allí, la sonda emite nitrógeno líquido, que crea una bola de hielo que congela el tejido, explicó Attai. El nitrógeno no toca el tejido, dijo.
Después de eso, el cuerpo gradualmente reabsorbe el tejido "muerto", dijo Attai, que añadió que la cicatriz residual es pequeña.
Las posibles complicaciones de la crioterapia son la infección, el sangrado, el daño del frío en la piel, dolor y cicatrización, comentó Attai. Para prevenir el daño del frío, los tumores cercanos a la superficie de la piel no deberían tratarse de este modo, dijo.
Algunas de las pacientes del estudio dijeron a Attai que hubieran preferido no haberse sometido a la cirugía posterior a la crioterapia. Pero comentó que un subgrupo de pacientes probablemente se sientan más cómodas con la cirugía tradicional.
Podrían pasar años antes de que el este método se recomiende para la práctica estándar, señaló Attai.
"Sabemos que la crioterapia matará los tumores pequeños. Para compararla realmente con la lumpectomía, necesitamos un estudio en que las pacientes se sometan a una ablación y luego no se traten con una cirugía", dijo Attai.
"Necesitamos hacerles un seguimiento durante al menos 5 años para determinar si las tasas de recurrencia son más altas que con la ablación sola", explicó.
Además, todavía está por decidir si la radioterapia sería necesaria después de la crioterapia, comentó Attai.
El City of Hope también planea investigar la técnica con mayor profundidad, dijo Kruper, que no participó en el estudio actual.
"Necesitamos más datos a largo plazo", concurrió.
El estudio aparece en una edición reciente de la revista Annals of Surgical Oncology.
Fuente: Medline Plus